No se trata de proponer un proyecto urbano alterno al Guggenheim. Aunque el de Bilbao, en el País Vasco, tiene una notoria ventaja sobre el proyecto de Guadalajara: el museo mismo, como edificio, es no sólo una hazaña arquitectónica y estructural, sino que su integración urbanística incorporando el Puente de
Las ruinas de la pirámide del Ixtépete, en serio abandono dentro de la conurbación de Guadalajara, son el claro símbolo de la actitud de los jaliscienses, en general, de espaldas a su pasado histórico y cultural indígena. Al parecer poco importa que más de la mitad de los municipios del estado conserven su nombre nahua original. Tecpan-titlan se volvió Tepa y Xalostoc-titlán se transformó en Jalos. Muy pocos caen en la cuenta de que Teuchitlán fue el primer polígono industrial de Jalisco (tierra de Jales) hace más de 2000 años exportando útiles de obsidiana; y de que los Guachimontones es, junto con Cuicuilco en el Distrito Federal el centro ceremonial de planta redonda más importante de Mesoamérica. Desde entonces, 2000 años, los valles centrales de Jalisco competían con el Valle de Anáhuac.
El Museo Nacional de Antropología e Historia de la ciudad de México fue en su tiempo visto por algunos comentaristas como un gran elefante blanco, faraónico y dispendioso. Poco después y, por supuesto cada día más en su referencia obligada para todos los visitantes nacionales y extranjeros, y claro, un gran orgullo nacional para los que todavía no se han descastado.
En las bodegas del INAH hay piezas almacenadas como para llenar otros tres museos del mismo tamaño: piezas que estarían mucho mejor en un gran Museo Nacional de Antropología e Historia de Occidente en los espacios libres de excavación del sitio del Ixtépete en Zapopan. Desconozco el tipo de tenencia del terreno, pero creo que la construcción del museo sería suficiente causa de utilidad pública; y las culturas prehispánicas de Occidente recibirán la relevancia que se merecen en la formación del sustrato sedentario, agrícola y civilizado de
No es demasiado imaginar que tener en
Como Museo Nacional de Antropología e Historia de la ciudad de México, el de Occidente en el Ixtépete sería un punto de referencia adicional para visitantes, tanto como puede ser el Palacio de Gobierno y su Recinto Legislativo,
Desde el punto de vista urbanístico, ya están los elementos básicos de infraestructura establecidos con la amplia avenida de la prolongación de Mariano Otero (que lleva el nombre del más ilustre de los jaliscienses) al otro lado del periférico, que ya se volvió circuito interior de
Por lo que toca al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y a las autoridades federales de cultura, les vendrá bien una oportunidad para borrar la imagen de que sólo las autoridades del “viejo régimen” se interesaban por promover y resaltar la cultura nacional en su raíz profunda.
Si dejamos atrás la miopía empresarista veremos que para
Esteban Garaiz