Para Milenio
Esteban Garaiz
27 de noviembre 2018
¿Qué está pasando en Venezuela? La opinión pública mexicana
tiene una enorme laguna informativa de lo que ocurre en Venezuela, país hermano
americano de habla española, cercano igualmente productor de petróleo,
comparable (y todos los días mencionado por comparación) pero del que sabemos
poco.
Todos los días los medios “occidentales” de información nos
cuentan que los venezolanos por miles están abandonando su país, que era uno de
los más prósperos de América y del mundo, y se van a los países vecinos como
Colombia, Ecuador y Brasil.
Cuando hace apenas 5 años vivían en Venezuela 5 millones de
colombianos, casi todos en empleos de baja calificación.
¿Qué pasa pues? ¿Por qué se van a otros países? Las agencias
informativas, sin entrar en detalle, hablan de desabasto: estantes vacíos, no
hay qué comprar en almacenes; faltan alimentos y productos básicos. No
mencionan desempleo. No mencionan falta de atención a la salud. No mencionan
gasolinazo.
No hay gasolinazo en Venezuela. En México con un dólar
compramos un litro de gasolina. En Venezuela con un dólar se compran 20 litros
de gasolina. Es más: hay un pavoroso contrabando de gasolina hacia Colombia,
donde el combustible es caro; y hay una especie de huachicoleo, incluso en
barco, para cruzar la frontera colombiana, donde se vende a un precio muy
superior en el mercado informal.
Entonces, la pregunta se desplaza: ¿por qué el desabasto ¿Por
qué los estantes vacíos?
La oposición política habla también, revolviendo, de falta de
democracia y de presos políticos. Aunque saben que no pueden insistir mucho en
el tema, porque todos los tales presos políticos están directamente
relacionados con el fracasado golpe de estado en 2002.
Leopoldo López, el golpista con el doctor en Economía Pedro
Carmona, que había sido en años anteriores alto directivo del Sistema Económico
Latino Americano, decidieron derrocar al entonces presidente Hugo Chávez, pero
el pueblo venezolano salió en tumulto a las calles, y Pedro fue presidente
espurio por día y medio.
Leopoldo López fue generosamente amnistiado; pero ha seguido
una y otra vez con sus actividades conspiratorias ilegales; y se dice “preso
político”. Hay indicios fuertes de que él está detrás del atentado contra
Maduro y su esposa con los famosos drones.
Ahora, en el gobierno de Nicolás Maduro, en una economía de
libre mercado, resulta que está escaseando en Venezuela el abastecimiento de
subsistencias populares tales como alimentos básicos o útiles de aseo.
Entonces ¿Por qué Aurrerá, o Soriana, o Walmart o la Comer, o
Chedraui, no se han lanzado a poner sus supermercados en Venezuela, donde hay
fuerte poder de compra? Porque prohibición no hay.
El autollamado “socialismo” venezolano en ninguna
circunstancia prohibe el libre mercado de subsistencias populares. Por lo
contrario, el gobierno tiene clara conciencia de que el desabasto es hoy el
problema, visible, de la vida económica de Venezuela; y el gobierno asegura que
es un problema inducido para desestabilizar.
Los lectores avisados podrán preguntarse también qué hace el
gobierno bolivariano; por qué no se le ha ocurrido establecer, dentro de las
atribuciones legales, que sí tiene, una especie de CONASUPO mexicana, que en
los años 1960-82 logró meter en cintura a los supermercados, estableciendo
frente a ellos una sana competencia en las subsistencias populares y pudo así
contener el alza desbordada de precios en los productos básicos.
En otros importantes renglones de la vida social, el
autollamado régimen socialista bolivariano ha tenido sin duda, importantes
avances.
La Organización de las Naciones Unidas en su Informe Oficial
2016 detalla: “de 1990 a 2015, el índice de desarrollo humano, IDH, de
Venezuela aumentó de 0.634 a 0.767, un aumento de 7 por ciento. Entre 1990 y
2015 la esperanza de vida al nacer aumentado 4.6 años; el periodo medio de
escolaridad ascendió a 4.8 años”.
Igualmente, las condiciones generales de atención a la salud
son muy superiores a las que prevalecen en México. El régimen bolivariano ha
tenido el acierto de acordar con el de Cuba una importante aportación de
médicos cubanos, en intercambio por crudo venezolano que surte a las refinerías
cubanas, que allí sí funcionan.
Las cifras de la Organización Mundial de la Salud (2017) son
elocuentes: Venezuela tiene 220 médicos por cada 100 mil habitantes; México
tiene 130; Cuba 590, Estados Unidos 276; Alemania 354.
Así pues, en una economía de libre comercio en materia de
subsistencias populares, como es la venezolana en el régimen bolivariano
“socialista”, ¿qué es lo que sucede y por qué hay desabasto?
A la imaginación de los amables lectores.