jueves, 27 de julio de 2006

Plan del Curato del Real de San Sebastian -1818

Del P. José Remigio Sánchez de Porres.

Hubo un tiempo en que la Iglesia Católica, en estas tierras, era Secretaría de Salud, de Educación, de Hacienda, de Obras Públicas, Registro Civil, Dirección de Panteones y desempeñaba otra serie de funciones civiles. Hasta hace 150 años, para ser exactos. También vemos que, benéficamente, tenía a su cargo la memoria social. A mi manera irreverente, lo que quiero decir es que me sumo a los agradecimientos de mi amiga Yvette Ortiz Minique para el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara.

Este precioso documento titulado Plan del Curato del Real de San Sebastián es una auténtica microhistoria, al estilo de la escrita por mi querido maestro Don Luis González y González, para narrar el patrimonio histórico de su pueblo natal, San José de Gracia, Michoacán y, a través de los acontecimientos pueblerinos dejar entrever los grandes hechos del devenir nacional.

Si se fijan ustedes, el buen cura Don José Remigio, con muy buena caligrafía y renglones derechitos, redacta su manuscrito para el Señor Obispo, Juan Cruz Ruiz de Cabañas en 1818, a los nueve años de su residencia en el curato. Es decir: justo en los años de tránsito entre el movimiento insurgente de 1810 y la proclamación formal de la independencia nacional Trigarante en 1821, mediante la más completa traición a los ideales insurgentes, por la conspiración tramada en el templo de la Profesa en la ciudad de México por Agustín de Iturbide y sus cómplices, entre quienes estará, por cierto, Pedro Celestino Negrete el independizador de Jalisco, gachupín, oficial de las tropas realistas y perseguidor sañudo de insurgentes.

Dice nuestro buen cura que la Hacienda de San Felipe es la más “rica que tiene todo el Curato y sólo infeliz porque en ella asesinaron al Padre Híjar, su dueño, por haber sido fiel al Rey, cuya desgraciada muerte fue por los rebeldes capitaneados del cabecilla Torales en septiembre de 808”.

Pero hay en el texto otros dos curas asesinados. En el Real de Santiago “hay tradición de que el cura fue asesinado por los mismos feligreses; otros dicen que en un convite lo envenenaron: yo no he podido sacar el modo con que le quitaron la vida, pero es constante que su muerte fuera violenta y por ellos mismos”.

También el Cura del Real de Jolapa “fue violentamente asesinado por un feligrés suyo y desde entonces (el mineral) fue decayendo hasta el infeliz estado en que se halla y creo que no volverá a poblarse”.

A este respecto quizá las notas del Plan del Padre Remigio nos dén pie a reflexionar sobre la actuación, y las consecuencias sociales, de curas empresarios en estas tierras apartadas y fragosas, como el Padre Artaza, dueño de haciendas de beneficio mineral en la propia cabecera de la parroquia, o como el Padre Híjar, hacendado agropecuario que acabó dándole su nombre a San Felipe.

Otro punto menciona el autor sobre la actuación de sus colegas sacerdotes: la hacienda del Pueblito, “que fue en otro tiempo pueblo de indios, que el gobierno desterró – dice – en tiempo del cura Cabrera, por motivos justosprep
: en el día es hacienda de labor de tiempo y de verano muy fértil”. No nos dice don José Remigio cuáles fueron los “motivos justos” de esta privatización de un sufrido pueblo de indios.


Tema también de microhistoria, propio de esta comarca cuya primera penetración hispana fue minera, es la decadencia presentada en la primera década del siglo XIX en toda América.

Dice Don Remo, el Cura que es al mismo tiempo economista, ecólogo, botánico, constructor, arquitecto, naturalista y agrónomo: “Esta preciosa porción del Curato estaba pocos años ha, emboscada, y ni aún sabían estos vivientes el tesoro que la Naturaleza tenía como escondido y reservado para estos Como antiguamente había mucha plata en las minas, creo, ni pensaban poder subsistir del trabajo de los campos; pero ahora que ha caído tanto aquel giro, así por la escasez y pobreza de los metales como también por la carestía y aun total falta de habilitadores, y escasez de azogues (se refiere al mercurio entonces usado para el proceso de amalgamación y que venía de las minas de Almadén en Andalucía o desde Huancavelica en la cordillera de Perú) y de otros materiales, están experimentando el fruto de sus trabajos (agrícolas) y la ventaja que les resulta a ellos, a sus familias, al Estado, a todo el público y aun a la Sta. Iglesia (pues este diezmatorio que antes no pasaba de 400 pesos, en el día rinde más de mil pesos) de la laboriosa aplicación a la agricultura”.

Aquí es donde entran las bellas consideraciones que hace de los animosos trabajos en el Remate, que era como el casco o centro de la hacienda de la Estancia, a cuatro leguas de San Sebastián. “Este es el más fértil no sólo de la Estancia sino también de toda la parroquia, así porque el Autor de la Naturaleza lo dispuso, como porque el sujeto que lo posee es el más laborioso que hay en todo el Curato.

Se llama Juan Estevan de Ysas. Yo quisiera, dice el Padre Sánchez, “elogiar como era justo, de los progresos y virtudes de este famoso feligrés, pero no viniendo al caso, sólo diré que él es un infeliz mulato de origen Tepatitleco; vino a esta tierra buscando en qué trabajar de operario muy pobre, y en el día tiene como 1600 pesos y en sus giros de caña, maíz, frijol, etcétera ocupa como treinta hombres. Es aplicado también a la cría y tiene un buen chinchorro de ganado mayor, algunas yeguas y caballos y como 80 mulas de carga y tiro”.

Un detalle curioso agroindustrial para los gustosos de la raicilla: dice nuestro autor, conocedor detallado de los más de cuarenta parajes de su parroquia, que recorría frecuentemente, que en el rumbo “abunda una especie de maguey que llaman pata de mula de que sacan vino o aguardiente, que para remedios tiene la misma eficacia que el de Tequila”. Creo que somos muchos los que no estamos de acuerdo con que se use sólo para remedios. También creo que el nombre de “pata de mula” se debe referir a sus efectos.

Si me atrevo a verle rasgos de ecólogo al Reverendo Padre Sánchez de Porres es porque, al describir los arroyos de su comarca eclesial, los alaba por su agua dulce “muy especial”, salvo el que baja del nororiente que “aunque en su origen es dulce, pero como se mezcla con el desagüe de la mina de San Francisco, se hace nociva y de muy mal gusto, por el alcaparrosa (o sulfato de cobre) que en los planes de aquella y esta unida a la que desecha la Hacienda de Artaza hace de mejor molienda a las haciendas más bajas”.

Quisiera yo seguir contándoles de Doña Rafaela Camacho, la dueña que fue del Real de Reyes, en la tierra caliente, en, un arrecife muy profundo al pie del Real y por la orilla del río. Dice el Padre Sánchez que “hace poco más de dos años (es decir en 1816) que hubo la desgracia de que se desplomó sobre de ella gran parte de dicho arrecife; quebró los dos malacates de desagüe y tapó patios, bocas y tránsitos, que no han podido volver a entrar a dicha mina”

No me queda claro si “sobre de ella” significa sobre Doña Rafaela o sobre la boca de la mina. Pero ya empezó la leyenda: la niña que nos guió hasta la entrada el año pasado, me contó que en la cueva vivió una señora hasta que murió.
Marzo 29, 2006.
Esteban Garaiz.

Santiago Apóstol, el Santo de 2 Mundos


Matar en nombre de Dios no es nada nuevo en la historia de la humanidad: Yehoshúa Bar David, más conocido como Jesucristo, murió crucificado por blasfemo, a criterio de quienes interpretaban la ley de Moisés; Esteban, por seguir a Cristo, fue matado a pedradas por Saúl de Tarso; Saúl a su vez, cuando ya se llamaba Pablo, tuvo el privilegio de ser decapitado, y no lapidado, por ser ciudadano romano, dando testimonio de Cristo.

De ahí en adelante, miles de seguidores de Jesús, que predicaban el amor a sus hermanos y se negaban a adorar ídolos, fueron matados frente a las fieras, o con atrocidades, a lo largo y ancho del Imperio Romano.

El emperador Constantino, peleando contra sus enemigos el año 313, vio en el cielo una gran cruz y un anuncio que decía: “In hoc signo vinces”, con esta señal vencerás. A partir de ahí la iglesia cristiana se romaniza, se estructura al estilo imperial y el obispo de Roma prevalece sobre los demás. Constantino y sus sucesores matan a nombre de Cristo, con la cruz por delante.

En el año 622 Muhamad, inspirado por sus revelaciones divinas, emprende la hégira y su prédica se extiende por todo el Medio Oriente, el norte y centro de Africa e invade en el 711 la península ibérica, con la enseña de la Yihad o guerra santa, es decir matar en nombre de Alá.

Ochocientos años han de matarse moros y cristianos en nombre de Dios.

Los papas de Roma, entretanto, a partir de Gregorio VII han de alentar las cruzadas – la guerra santa al revés – para seguir matando en nombre de Dios.

Surgen herejías y para preservar la pureza de la fe, es necesario que el Tribunal de la Santa Inquisición mate a esos seres perversos que son los herejes.

Y con la Reforma, los católicos franceses matarán hugonotes a cuchilladas, los calvinistas de Ginebra – tierra de refugiados por su fe – matarán al médico Miguel Servet y así seguirán las muertes en el nombre de Dios.

En el lado del Islam sunnitas y shiítas derraman abundantemente su sangre por la fe de Alá.

Y si creemos que esta horrenda perversión del amor divino ha concluido, miremos lo que sigue pasando en Irlanda del Norte entre católicos y protestantes; lo que sigue pasando en la India entre musulmanes e hindúes; lo que nos horroriza cada día – si es que no hemos perdido la capacidad de horror – en la llamada Tierra Santa entre israelíes y palestinos; sin olvidar que en 1948 la Irgún, la organización terrorista israelí, asesinó a Bernadotte el pacificador de las Naciones Unidas. Veamos lo que ocurrió hace un año, porque, en nombre de Dios, hubo quien decidió matarse para matar inocentes frente a las Torres Gemelas; y veamos cómo, con igual fundamentalismo, se comete genocidio contra el pueblo afgano en “la lucha del Bien contra el Mal”.

En el Nuevo Mundo, en 1712, en los campos de San Juan Cancuc, a las goteras de San Cristóbal, la Chiapa de los españoles, dos vírgenes se enfrentaron a balazos: la Virgen del Rosario al frente de los rebeldes tzeltales, y Nuestra Señora de la Caridad, mejor pertrechada por el obispo Alvarez de Toledo que a tiempo fundió la campana de bronce de Tecpatán para hacer un cañón, que derrotó y escarmentó con ejemplares ejecuciones, en defensa de los españoles. Por cierto, que es hoy irónicamente esperanzador oir que las misas en el templo de la Caridad se celebran en la lengua vernácula de los tzotziles, según el espíritu del Concilio Vaticano Segundo.

Y por estas tierras: por estas tierras del centro y occidente de México miles de valientes, hace apenas tres cuartos de siglo, mataron y murieron en nombre de la Santa Religión, y hoy, en una inercia de perversión de la sublime doctrina que nos enseña a amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, queremos construir un templo, el más grande, a los Mártires, y, en una ambigüedad deliberada, los llamamos “martires cristeros”, para que no quede claro si rendimos culto a los que murieron por la fe de Cristo o a los que mataron en nombre de Cristo; para que no quede claro si predicamos el cristianismo o predicamos el revanchismo.

Así pues, nada de extraño tiene – como espléndidamente documenta nuestro autor el Dr. Cardaillac - que en el año 776, a escasos 65 años de la invasión musulmana a la Península Ibérica, con los cristianos del norte derrotados y desmoralizados, el buen monje Beato de Liébana haya transformado, en su comentario al Apocalipsis, la figura de Sant Jacob, el pescador galileo hijo de Zebedeo, que siguió a Jesús sin titubear y murió después decapitado por Herodes por dar testimonio de Cristo y que lo haya convertido en el “eques Christi”, el soldado a caballo de Cristo, que peleará al lado de los cristianos, y le haya puesto en la mano una espada – que sirve para matar – y lo haya así transformado en Santiago Matamoros.

Es natural pues, que los envalentonados guerreros cristianos comandados por Ramiro I de Asturias hayan visto en los campos de Clavijo, año 844, al apóstol Santiago, montado en su caballo blanco, con la espada en una mano y el estandarte de la cruz en la otra, dando mandobles contra los moros, conducidos por Abderramán... cuando muy probablemente el pescador galileo seguidor de Jesús jamás montó, durante su vida, en un caballo.

Tampoco es nuevo que la Iglesia Católica superponga un culto cristiano sobre una vieja querencia de devoción pagana arraigada en el pueblo. Mientras la iglesia ortodoxa oriental sigue celebrando el nacimiento de Jesús el 6 de enero, la iglesia latina, ya para entonces muy germanizada, decidió correr la festividad al 25 de diciembre, celebración del solsticio de invierno, la fiesta de Thor, el dios del árbol. Y todavía hoy el arbolito de Navidad adorna y alegra muchos hogares en diciembre.

Bajo los cimientos de la vieja basílica de Guadalupe permanecen los restos de la antigua pirámide de Tonantzin, Nuestra Madre la Tierra. Y en Chalma, todavía hoy cientos de devotos peregrinos danzan diariamente ante la imagen del Santo Cristo que poco después de la Conquista ocupó en la cueva el lugar del ídolo milagrosamente despedazado de Ustoctéotl, el dios de la cueva.

Para la historia resulta, pues, secundario si en realidad el cuerpo del hijo del Zebedeo se encuentra sepultado en el Campus Stellae, el campo de la estrella, en la antigua Asseconia la tierra de los celtas caporos en Galicia; o se trata, en realidad, del cuerpo de un hereje, como sostiene Menéndez y Pelayo; si de verdad predicó en Hispania para después ir a morir a la Judea, o nunca estuvo en Iria Flavia, la primera sede episcopal de Galicia.

Lo que sí saben los historiadores es que en el año 812 o el 820 se registra el hallazgo, real o mítico, del cuerpo; que en el 850 el cronista musulmán Yahía Ben Alhacán –Algacel para los cristianos – ya narra las andanzas de los primeros peregrinos; y que, a partir de ahí, se van a desencadenar dos procesos históricos enormes, trascedentales y paralelos: la reconquista alentada por el Apóstol del caballo blanco, que no se detendrá hasta 1492, con la toma de Granada por los Reyes Católicos a Boabdil, el rey moro que “lloró como mujer porque no supo defenderla como hombre”; y la imparable corriente de peregrinos de todo el “mundo conocido”, que transformó culturalmente a Europa Occidental durante la Edad Media y que culminó en el siglo XII con la asombrosa influencia de la orden de Cluny, alentada en Compostela por el obispo Diego Gelmírez.

Tanto era el peso del Apóstol y su culto en la lucha contra los moros, que Almanzor, con su astucia política y que, como buen musulmán, conocía el enorme poder movilizador de la peregrinación, creyó necesario incursionar hasta Compostela en el año 997 y arrasar el modesto templo. Destruyó el templo, pero no el temple de los cristianos.

Quisiera poderme alargar en el espléndido fenómeno histórico de las peregrinaciones jacobeas, que todavía hoy continúan. El autor nos recuerda en su espléndido libro que el cristianismo no inventó las peregrinaciones. Pero tenemos que llegar, como nos propone Don Luis Cardaillac, a estas tierras del Nuevo Mundo; Santiago es el santo de los dos mundos.

No es casualidad histórica: 1492 es el año de la culminación de la Reconquista y también el año de la apertura de América. Mientras la tenacidad de la reina Isabel, desde su campamento de Santa Fe, acaba derrumbando los muros de Granada, ella ha creído en un visionario que le dijo que se puede llegar al Oriente por Occidente; y resulta que sus endebles carabelas han arribado a un nuevo mundo. El ímpetu guerrero cristianizador que la reina quería impulsar hacia el norte de Africa, de repente se desvía, o se reencauza, hacia las tierras de ese nuevo mundo: las Indias.

La fe va a llegar con las espadas guerreras. Frailes y soldados viajan en las mismas carabelas; y en esas naves viaja también el Apóstol Santiago con su caballo blanco y su espada desenvainada.

La conquista guerrera y la conquista espiritual de los indios van a tener toda clase de lances; se van a enfrentar o van a colaborar, chocarán violentamente o marcharán del brazo, irán a la par o se darán de traspiés; y en medio de todos estos lances el Apóstol del caballo blanco: de Matamoros a “mataindios”, para acabar finalmente como defensor de indios y de mestizos, como nos dice el Doctor Cardaillac. A veces las espadas matan, a veces la cruz redime.

Frente a los indios rebeldes del Mixtón se oye de nuevo el grito de guerra de los conquistadores: “Santiago y cierra España”. Pero al mismo tiempo está la iglesia civilizadora y educadora; desde Guadalupe en Zacatecas se irradia la civilización y el espíritu cristiano por toda Norteamérica.

Es este tercer fenómeno histórico enorme y trascendente, el que estudia novedosamente el Doctor Cardaillac: además de la Reconquista ibérica y las peregrinaciones europeas, la Conquista americana con el Apóstol de la espada al frente.

También en América se va a aparecer Santiago delante de los guerreros cristianos; también aquí van a tener una motivación y una justificación religiosa.

No quiero, no puedo ser prolijo: en Querétaro, en la Nueva Galicia, vuelve el Apóstol a ponerse al frente, animando a los conquistadores, justificando su actuación: la fe con sangre entra. Y como en la Nueva España, también se aparece en Guatemala, el Caribe, Colombia, Perú y Chile.

Y el continente entero se llena de fundaciones con el nombre de Santiago Apóstol; en un proceso general, que se contempla casi en los primeros 100 años, la toponimia de Santiago cubre de punta a punta los dominios españoles en América: Santiago de los Caballeros en la Española, hoy Dominicana, Santiago de Cuba, Santiago de la Vega en Jamaica, Santiago Tlatelolco, Santiago de Colima, S. de Querétaro, Compostela en Nayarit, S. de Tolú en Colombia, de Guayaquil en Ecuador, de Almagro en Perú, Santiago de Chile, S. de Talamanca en Costa Rica, S. del Estero en Argentina, S. de Mérida y de León de Caracas en Venezuela, de Monclova en Coahuila, de Xerez en Brasil, de Alanje en Panamá. Cientos de ciudades, pueblos, minas, colegios, valles, haciendas llevan el glorioso nombre.

Y una vez más entra en acción la eficaz práctica de sobreponer cultos cristianos sobre arraigadas inercias paganas: dondequiera que haya un santuario o lugar sagrado que atraiga corrientes de expresión religiosa destinados a Huitzilopochtli o Tezcatlipoca, deidades de la guerra, de la sangre y la violencia sagrada, debe establecerse una ermita, capilla o templo a Santiago Apóstol o a San Miguel, el Arcángel de la flamígera espada, derrotador del Mal “¿Quién como Dios? El es Dios”.

La figura del Apóstol contribuyó de manera decisiva en la conformación del régimen colonial español en América, terriblemente estamentado , y desigual, que en el caso de México duró realmente hasta los inicios del siglo XX. Y que ha sido la malformación congénita de la Nación mexicana, que nos ha rezagado en la historia universal.

Pero hoy los concheros, ataviados como sus antepasados indígenas, siguen danzando ritualmente con sus jerarquías y estructuras castrenses al estilo español y sus ritos semisecretos. Ellos también vieron el signo de la cruz en el cielo. Y Santiago se ha vuelto su protector celestial.

Septiembre 26, 2002

Esteban Garaiz

Mensaje al Consejo Local del 2 de Julio de 2006

Hace menos de dos semanas cerca de 3 millones de niños y adolescentes mexicanos en 12 mil escuelas del país realizaron un espléndido ejercicio de ciudadanía creciente, la que la vida nos va dando día con día hasta que la ley nos reconoce la ciudadanía formal. Dos planteamientos sobresalieron de este ejercicio: un reclamo y un ofrecimiento generoso.

Como personas, como ciudadanos en ciernes, han reclamado ser oídos y tomados en cuenta en el entorno de su vida escolar, la que les afecta en su diario vivir. Por otro lado manifiestan su intención de compartir. Comprenden a fondo la vida pública y la convivencia.

Ellos son nuestra esperanza. Ellos son el ánimo de nuestra vida democrática y, a decir verdad, nuestro ejemplo. Porque mientras tanto muchos, no pocos, de nuestros profesionales de la política han dado en estos últimos meses el más vergonzoso ejemplo de lo que representa la actividad política y la han prostituido a los ojos de muchos ciudadanos, entre los que ha cundido el desaliento y la decepción por la cosa pública.

Hemos importado de las viejas y corruptas democracias, no muchos buenos ejemplos que todavía podrían darnos, sobre todo en el nivel de la participación comunitaria, sino las peores argucias, artimañas y trapacerías.

Se han violado de manera masiva y casi impune, invocando la libertad de expresión, las salvedades claramente establecidas en los artículos 6º y 7º de la Constitución Política y en los artículos 183, 185 y 186 del Código Electoral. Se ha incluso importado de otras latitudes profesionales de la porquería, de la calumnia y la denigración, violando doblemente la ley al provocar la participación de extranjeros en la vida política nacional y, naturalmente, escamotear esos gastos del escrutinio y fiscalización del Consejo General.

En medio de mi rabia como funcionario electoral y como ciudadano, quiero transmitir un mensaje de optimismo: todo esto no va impedir de ningún modo la participación de los ciudadanos y el ejercicio de la voluntad popular. La mayoría nacional hará prevalecer su voluntad y llegarán al poder y a la representación nacional aquellos que haya elegido el conjunto de los ciudadanos.

La convivencia política, como la economía o la salud, es un asunto de todos o de nadie. El egoísmo es un mal negocio. El egoísmo tiene que ser sustituido por el nosismo: el yo por el nosotros.

La rica pluralidad social de nuestra Nación estará reflejada en nuestra representación nacional. El Poder Legislativo, cada día más consolidado como poder republicano, recogerá en sus dos cámaras: el Senado de la República y la Cámara de Diputados, esa variedad política nacional.

La gobernabilidad nacional no corre ningún riesgo si hay talento político y deseo de confluencia. Los reclamos de las partes nacionales son perfectamente compatibles si hay un mínimo de oficio político y de buena fe en nuestros gobernantes y representantes. Que no se desvinculen del pueblo, de la gente que los eligió. Ser mandatario es ser mandadero.

No se podrán enviar iniciativas desde la minoría. Hay que saber someterlas al consenso y ajuste de la composición nacional. Nada más y nada menos les pedimos, les exigimos.

A todo el mundo le queda claro que entre las primeras tareas que tendrán al frente los cuerpos legislativos federales, estará una nueva reforma electoral para adecuarse a los nuevos tiempos.

No se puede dejar sin normar este nuevo fenómeno político de las precampañas abiertas al aire de toda la ciudadanía, cuando la ley todavía sigue considerándolas como procesos internos de cada partido y, en consecuencia, atribuyendo al IFE la fiscalización sólo a partir del registro oficial de candidatos.

Pero, sobre todo, no es justificable ni explicable que la ley siga sin prohibir expresamente, y bajo sanciones severas de carácter político, la referencia y descalificación impune y sistemática a los otros contendientes, en vez de cumplir con la obligación de informar a los ciudadanos sobre sus propuestas, para generar un voto razonado.

Hemos iniciado esta jornada histórica. Seguro que será para bien de México.

Esteban Garaiz.

miércoles, 26 de julio de 2006

Jornadas de la transparencia y la legalidad

Agradezco, en primera instancia, la invitación que la Delegación de la Secretaría de Desarrollo Social hace a esta Junta Local del Instituto Federal Electoral para participar como expositor en estas Conferencias de las Jornadas de la Transparencia y la Legalidad. En esta descomunal tarea, como ya es conocido, no solo está comprometido el Instituto Federal Electoral como la autoridad competente en la materia, sino también los tres niveles de gobierno e incluso la propia sociedad civil.

A todo el mundo le queda ya claro que el verdadero problema de la democracia mexicana en estos tiempos ya no es sólo, ni primeramente, el conteo pulcro de los votos emitidos por cada uno de los ciudadanos. El verdadero problema hoy se presenta con los restos, todavía pesados, de la compra y la coacción del voto; con los restos, todavía ostensibles, de toda clase de intentos corporativos del voto; y, lo más serio, con la equidad: la equidad manifestada a través del uso del dinero, de recursos materiales y humanos de origen público y de los tiempos mediáticos.

Ante el nuevo fenómeno público de las precampañas lanzadas al total de la ciudadanía, la ley no ha reaccionado a tiempo. Todavía nos encontramos con un impresionante hoyo negro de carácter jurídico. Todavía hoy el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales no prevé ninguna reglamentación ni acotamiento para las precampañas, partiendo del supuesto, que ya no es históricamente cierto, de que las precampañas son procesos internos de cada partido político. Así, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales sigue considerando que las campañas comienzan al día siguiente del registro de los candidatos oficiales y, en consecuencia, a partir de ese momento comienza la fiscalización por parte del Instituto Federal Electoral, y no antes.

No basta esperar a que la próxima Legislatura cubra con carácter de urgente ese serio y preocupante vacío legal. Es necesario tomar medidas operativas en este proceso electoral que culminará en la jornada electoral de dentro de siete semanas.

El IFE, dentro de sus acotadas atribuciones legales, que en el caso de los órganos desconcentrados casi se reducen a la autoridad moral, está procurando hacer su parte.

El pasado 19 de febrero el Consejo General del IFE emitió –reitero: dentro de sus limitadas facultades – un Acuerdo “por el cual se emiten las reglas de neutralidad para que sean atendidas por el Presidente de la República, los Gobernadores de los Estados, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, los Presidentes Municipales, los Jefes Delegacionales en el Distrito Federal y, en su caso, el resto de los servidores públicos durante el proceso electoral federal 2006.

El artículo primero de dicho Acuerdo dice a la letra:

PRIMERO.- Las reglas de neutralidad que el Instituto Federal Electoral establece para que sean atendidas por el Presidente de la República, los Gobernadores de los Estados, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, los Presidentes Municipales y los Jefes Delegacionales en el Distrito Federal consisten en abstenerse de:

I. Efectuar aportaciones provenientes de erario público a partidos políticos, coaliciones o candidatos; o brindarles cualquier clase de apoyo gubernamental distinto a los permitidos por los artículos 183 y 184 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (que consiste en el trato equitativo para el uso de locales públicos y en la seguridad personal para los candidatos).

II. Asistir en días hábiles a cualquier evento o acto público, gira, mitin, acto partidista, de coalición o de campaña, de los aspirantes y candidatos a cargos de elección popular federal.

III. Condicionar obra o recursos de programas gubernamentales a cambio de la promesa del voto a favor o para apoyar la promoción de determinado partido político, coalición o candidato.

IV. Realizar dentro de los cuarenta días naturales anteriores a la jornada electoral y durante la misma, cualquier tipo de campaña publicitaria de programas de obra pública o de desarrollo social. (Se exceptúa de dicha suspensión la comunicación de medidas urgentes de Estado o de acciones relacionadas con protección civil, programas de salud por emergencias, servicios y atención a la comunidad por causas graves, así como asuntos de cobro y pagos diversos).

V. Efectuar dentro de los cuarenta días naturales previos a la jornada electoral durante la misma, campañas de promoción de la imagen personal del servidor público, a través de inserciones en prensa, radio, televisión o Internet, así como bardas, mantas, volantes, anuncios espectaculares u otros similares.

VI. Realizar cualquier acto de campaña que tenga como objetivo la promoción del voto.

VII. Emitir a través de cualquier discurso o medio, publicidad o expresiones de promoción o propaganda a favor de un partido político, coalición o de sus aspirantes y candidatos a cargos de elección popular en el proceso electoral federal de 2006, incluyendo la utilización de símbolos y mensajes distintivos que vinculen a un partido político, coalición o candidato.

Con ocasión de su aprobación, el Consejero Presidente del IFE afirmó que “con este acuerdo reducimos un área de conflictividad entre las fuerzas políticas y los gobiernos de todos los niveles y signos partidistas y ayudamos a que el reflector del debate se oriente hacia los electores. Ha llegado la hora – dijo Luis Carlos Ugalde – de generar las condiciones para que los electores ejerzan su voto con plena libertad”.

Es muy de lamentarse, por ello, que Germán Martínez, representante del PAN, ante el Consejo General del IFE haya afirmado en esa ocasión que su partido “acepta con desgano el documento que se somete a consideración”.

La Junta Local del IFE en el Estado de Jalisco considera, como el consejero Marco Antonio Gómez, que la libertad de expresión, como cualquier otra de las garantías constitucionales, tiene un ejercicio acotado, fundamentalmente por el respeto a los derechos de los demás. No hay, no puede haber en una sociedad civil, un uso irrestricto de las libertades.

Pero, por lo dicho, no nos podemos apegar sólo a la legalidad. Hay una ética que reclamar en nuestro ejercicio del poder público, que, por definición, emana de los ciudadanos.

La mujer del César no sólo debe ser honesta; debe también parecerlo. Es una seria imprudencia política que quien encabeza las importantes tareas de desarrollo social del Estado mexicano, aparezca visitando la casa familiar de uno de los aspirantes a la presidencia de la República.

La reforma electoral de fines de 1990 se plasmó en tres elementos:

1.-La clara definición jurídica a partir del art. 41 de la Constitución y del COFIPE;

2.- La creación de nuevas instituciones electorales, el IFE y el Tribunal , así como la FEPADE entre otras;

3.- Los procedimientos que acorralan el fraude por todos los flancos, entre otros el sorteo de los ciudadanos funcionarios de casilla.

Más de 15 años han pasado desde entonces. Hoy los problemas al frente son otros. Ya el conteo pulcro de los votos no es el tema central, aunque, sí continúa preocupando la compra, el chantaje y la coacción del voto. Al IFE nunca se le ha caído el sistema (en 5 procesos).
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Habrá que estar muy atento a los nuevos tiempos. Ahora que contamos bien los votos, hay que mirar a los temas del alma de la democracia: hay que mirar a la equidad, que se traduce materialmente en dinero y en tiempos mediáticos. No aceptemos con naturalidad en nuestra joven y tierna democracia todas las viejas plagas de las democracias arcaicas y obsoletas, como si sus vicios fueran virtudes consustanciables a una buena cultura democrática.

Cuidado con aceptar como natural el abstencionismo de los ciudadanos, porque así ocurre en otras latitudes. Cuidado con que nos convenzan de que nuestra rica pluralidad política debe reprimirse y constreñirse a tener que escoger a fuerza entre melón y sandía y que se nos diga como dogma de fe que cualquier opción política de más de dos es atentar contra la gobernabilidad. Cuidado con que lleguen incluso a proclamar como dogma de fe que los legisladores electos por representación proporcional no fueron realmente electos por el voto de los ciudadanos.

Cuidado con que nos quieran convencer de que el cabildeo es una práctica sana y normal de los sistemas democráticos consolidados, cuando es a todas luces su peor y más vieja perversión, incurable perversión. No queramos importar ahora precisamente las perversiones, como si fuera lo imitable. No nos vayan a convencer de que el voto de los tiburones vale más que el de las sardinas.

El marketing político no puede, no debe ser visto como parte sana de la normalidad democrática. Es una perversión porque tuerce la necesaria información de los ciudadanos para emitir un voto razonado. El rumbo de la Nación no es una mercancía. No es normal ni menos aun, sano.

Cuando estamos gradualmente librándonos del corporativismo de las masas trabajadoras, no nos convenzan de que, en cambio, resulta muy saludable el corporativismo empresarial.

No nos convenzan, por favor, de que la guerra sucia, las prácticas de difamación y calumnia – que claramente prohibe no sólo el artículo 186 del COFIPE, sino expresamente los artículos 6º. Y 7º. de la Constitución Política – aparezcan ahora como prácticas naturales y sanas de la democracia y de la libertad de expresión y no como mecanismos perversos para desorientar el voto de los ciudadanos, que tienen el derecho de emitir un voto informado y razonado y no un sufragio sustentado en el instinto animal del miedo.

Mucho peor: que hayamos importado de otras latitudes a profesionales de la calumnia política, de manera clandestina para que no quede prueba jurídica.

La gobernabilidad democrática no se logra por la restricción a las opciones políticas que brotan de nuestra pluralidad social; se logra por la vía de los grandes consensos de lo mucho que nos une. Una vez más hay que decirlo: es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. La gobernabilidad democrática se logra con talento político, con oficio político, no con mayorías artificiales de segundas vueltas. Se logra rescatando la política como el mecanismo real de las convivencias, sin imposiciones ni restricciones.

Hemos tardado en darnos cuenta que el verdadero cambio del 2000 no es sólo el hecho importantísimo de que, por primera vez en nuestra historia nacional, un partido en el poder lo entrega pacíficamente a la oposición, sin derramar sangre; los escándalos recientes en el Legislativo Federal nos han hecho entender la enorme trascendencia de las decisiones que se toman en el Poder Legislativo, y comprender que hay tres poderes republicanos.

Si queremos que los jóvenes participen, es necesario hacerles entender que quienes consideran que la política es sucia y no quieren ensuciarse votando, son precisamente los que llevan a los malos políticos al poder.

Nos queda una larga tarea por delante.

Mayo 15, 2006

Esteban Garaiz

Fe, Iglesia y Elecciones

Tema espinoso es éste, donde casi inevitablemente se mezcla lo anímico, lo animoso, con lo analítico. Requiere sobre todo claridad mental para no caer en etiquetas: reaccionario, anticatólico, yunquista, hereje, masón, retardatario, etcétera.

Lo primero que resulta necesario asentar, por claridad mental, es la diferencia de esferas. No corresponde a la autoridad civil castigar pecados. A la autoridad civil le compete sancionar, para disuadir, conductas antisociales. No hay coincidencia automática entre pecado y conducta antisocial. Permítanme los lectores escoger un caso extremo: la masturbación, según entiendo, es un pecado de acuerdo con la moral de varias iglesias y específicamente para la moral de la Iglesia Católica, mayoritaria en nuestro país. Nadie pensará que debe ser sancionada por la autoridad civil como conducta antisocial.

No sé, en cambio, si fumar es pecado según la moral católica. Pero sí es claro que fumar en lugares públicos cerrados no sólo causa daño a la salud del fumador sino la de quienes inhalan el humo contra su voluntad. Cualquier médico sabe que miles de “fumadores pasivos”, quizá millones, han muerto de cáncer a causa del vicio de otros. Por cierto, humildemente reconozco que sigo sin entender por qué quien produce o vende tabaco es una persona honorable y quien vende o produce marihuana es un delincuente, cuando la Organización Mundial de la Salud año con año nos informa que han muerto más personas a causa del tabaco que por las drogas y el alcohol juntos. Claro que la estadística no incluye las “ejecuciones” entre bandas que viven fuera de la ley.

Otro elemento en la claridad mental es distinguir entre “promover” y “despenalizar” una conducta. No es lo mismo. Volviendo al ejemplo extremo del inicio, nadie sensato dirá que el Estado promueve la masturbación por el hecho de que tal conducta no tenga una sanción establecida en la Ley.

Por otra parte, hemos revisado con cuidado las plataformas detalladas de las cinco fuerzas políticas contendientes a nivel federal y no hemos encontrado ninguna que promueva el aborto.

Y otro tema importante: el sofisma de estar “por la vida”. La autoridad civil debe ponderar qué puede salvar más vidas humanas. Yo afirmo categóricamente, después de mis largos años en el trópico mexicano, que estoy plenamente convencido de que se salvan muchas más vidas, y sale más barato socialmente, al instrumentar un programa masivo de nutrición materno-infantil en Chiapas, Oaxaca, la montaña de Guerrero, la sierra de Hidalgo, la zona huirrárica, la región rarámuri de Chihuahua, etcétera, que la penalización indiscriminada del aborto por las autoridades civiles.

Por favor, con claridad mental, que nadie me atribuya lo que no he dicho. Tengo muy claro que el aborto es abominable y que es un pecado para la moral católica. Aquí estamos hablando de la autoridad civil y de cómo la autoridad civil se enfrenta, según el sentir de la sociedad, es decir de la ciudadanía, a las conductas antisociales. No le toca a la autoridad civil aplicar el decálogo de Moisés; sí le toca la convivencia social civilizada: esa es la ética que se le puede reclamar.

El Código Penal Federal, en su artículo 404 sanciona “a los ministros de cultos religiosos que, en el desarrollo de actos públicos propios de su ministerio, induzcan expresamente al electorado a votar a favor o en contra de un candidato o partido político, o a la abstención del ejercicio del derecho al voto”

El que pueda entender que entienda.

Mayo 19, 2006
Esteban Garaiz

Nuevas perversiones de la Democracia

Desde la terrible crisis de credibilidad de 1988, cuando ni la abuelita de Carlos Salinas creyó que su nieto ganó la elección; peor aun: cuando desde la orden del Presidente de la República Miguel de la Madrid se organiza el fraude electoral nacional, el país se vuelve ingobernable, la Nación reacciona y los dirigentes de las fuerzas políticas más importantes del país llegan a la conclusión de que el gobierno debe ser separado de la función electoral para recuperar la gobernabilidad.

La reforma electoral de fines de 1990 se plasma en tres elementos:
1.-La clara definición jurídica a partir del art. 41 de la Constitución;
2.- La creación de nuevas instituciones electorales, el IFE y el Tribunal entre otras;
3.- Los procedimientos que acorralan el fraude por todos los flancos, entre otros el sorteo de los ciudadanos funcionarios de casilla.

Más de 15 años han pasado desde entonces. Hoy los problemas al frente son otros. Ya el conteo pulcro de los votos no es el tema central, aunque, sí continúa preocupando la compra, el chantaje y la coacción del voto. Al IFE nunca se le ha caído el sistema (en 5 procesos).

Habrá que estar muy atento a los nuevos tiempos. Ahora que contamos bien los votos, hay que mirar a los temas del alma de la democracia: hay que mirar a la equidad, que se traduce materialmente en dinero y en tiempos mediáticos. No aceptemos con naturalidad en nuestra joven y tierna democracia todas las viejas plagas de las democracias arcaicas y obsoletas, como si sus vicios fueran virtudes consustanciables a una buena cultura democrática.

Cuidado con aceptar como natural el abstencionismo de los ciudadanos, porque así ocurre en otras latitudes. Cuidado con que nos convenzan de que nuestra rica pluralidad política debe reprimirse y constreñirse a tener que escoger a fuerza entre melón y sandía y que se nos diga como dogma de fe que cualquier opción política de más de dos es atentar contra la gobernabilidad. Cuidado con que lleguen incluso a proclamar como dogma de fe que los legisladores electos por representación proporcional no fueron realmente electos por el voto de los ciudadanos.

Cuidado con que nos quieran convencer de que el cabildeo es una práctica sana y normal de los sistemas democráticos consolidados, cuando es a todas luces su peor y más vieja perversión, incurable perversión. No queramos importar ahora precisamente las perversiones, como si fuera lo imitable. No nos vayan a convencer de que el voto de los tiburones vale más que el de las sardinas.

Cuando estamos gradualmente librándonos del corporativismo de las masas trabajadoras, no nos convenzan de que, en cambio, resulta muy saludable el corporativismo empresarial.

El marketing político no puede, no debe ser visto como parte sana de la normalidad democrática. Es una perversión porque tuerce la necesaria información de los ciudadanos para emitir un voto razonado. El rumbo de la Nación no es una mercancía. No es normal ni menos aun, sano.

Recientemente Carlos Alazraki afirmó: “En el nombre de los votos, en el mundo del marketing todo se vale”

La gobernabilidad democrática no se logra por la restricción a las opciones políticas que brotan de nuestra pluralidad social; se logra por la vía de los grandes consensos de lo mucho que nos une. Una vez más hay que decir: es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. La gobernabilidad democrática se logra con talento político, con oficio político, no con mayorías artificiales de segundas vueltas. Se logra rescatando la política como el mecanismo real de las convivencias, sin imposiciones ni restricciones.

Hemos tardado en darnos cuenta que el verdadero cambio del 2000 no es sólo el hecho importantísimo de que, por primera vez en nuestra historia nacional, un partido en el poder lo entrega pacíficamente a la oposición, sin derramar sangre; los escándalos recientes en el Legislativo Federal nos han hecho entender la enorme trascendencia de las decisiones que se toman en el Poder Legislativo, y que hay tres poderes republicanos.

Si queremos que los jóvenes participen, es necesario hacerles entender que quienes consideran que la política es sucia y no quieren ensuciarse votando, son precisamente los que llevan a los malos políticos al poder.

Ante el nuevo fenómeno público de las precampañas lanzadas al total de la ciudadanía, la ley no ha reaccionado a tiempo. Todavía nos encontramos con un impresionante hoyo negro de carácter jurídico. Todavía hoy el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales no prevé ninguna reglamentación ni acotamiento para las precampañas, partiendo del supuesto, que ya no es históricamente cierto, de que las precampañas son procesos internos de cada partido político. Así, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales sigue considerando que las campañas comienzan al día siguiente del registro de los candidatos oficiales y, en consecuencia, a partir de ese momento comienza la fiscalización por parte del Instituto Federal Electoral, y no antes.

No basta esperar a que la próxima Legislatura cubra con carácter de urgente ese serio y preocupante vacío legal. Es necesario tomar medidas operativas en este proceso electoral que culminará en la jornada electoral de dentro de siete semanas.

Es muy de lamentarse, por ello, que Germán Martínez, representante del PAN, ante el Consejo General del IFE haya afirmado en esa ocasión que su partido “acepta con desgano” el Acuerdo de Neutralidad de los Funcionarios Públicos del pasado 19 de febrero.

La Junta Local del IFE en el Estado de Jalisco considera, como el consejero Marco Antonio Gómez, que la libertad de expresión, como cualquier otra de las garantías constitucionales, tiene un ejercicio acotado, fundamentalmente por el respeto a los derechos de los demás. No hay, no puede haber en una sociedad civil, un uso irrestricto de las libertades.

Pero, por lo dicho, no nos podemos apegar sólo a la legalidad. Hay una ética que reclamar en nuestro ejercicio del poder público, que, por definición, emana de los ciudadanos.

Mayo 15, 2006

Esteban Garaiz

Los pobres de México y las campañas

Los pobres de México ya estaban ahí antes de que se fundaran el PAN y el PRI. Los pobres, en serio, eran el 90 por ciento de los habitantes de este país al estallar la Revolución en 1910 y al redactar la Constitución en 1917.

En 100 años “hemos” logrado reducir la pobreza a la mitad, sobre todo por dos mecanismos: la reforma agraria (con todos sus vicios y defectos) y por el artículo tercero, es decir por la educación gratuita, obligatoria y universal, incluidos los desayunos escolares y los libros de texto gratuito.

Pero nos queda la otra mitad; la que no ha marchado reclamando – con toda razón – seguridad para su familia; la que no es encuestada por teléfono, porque no tiene teléfono; la que, en muchos casos, millones, no tiene ni siquiera acta de nacimiento y, en consecuencia, no existe jurídicamente…en el Estado de derecho que llena la boca de algunos funcionaros.

Esos millones de pobres tienen otros reclamos, diversos de la “mano dura” que ofrecen algunos candidatos y que reclaman algunos sectores de la sociedad. Ellos, en cambio, necesitan el pez para comer hoy y también necesitan aprender a pescar.

Qué bueno que la Universidad Autónoma de Nuevo León y la editorial Plaza y Valdés se han propuesto el “Diálogo Social para el Proyecto de Nación”, que promueva entre los candidatos el desarrollo integral y sustentable, en vez de la estúpida guerra de basura que han desatado entre ellos. El desarrollo integral y sustentable, que planteó don Víctor Urquidi -- mi llorado maestro -- cuando hace sesenta y cinco años se incorporó al Banco de México, a su regreso de la London School of Economics, y que reiteró en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara al recibir el Doctorado Honoris Causa en junio del 2004, dos meses antes de su muerte.

Integral y sustentable, palabras de mucho peso ambas, esencia del artículo 25 de la Constitución, hoy muy olvidado, si no que despreciado, por algunos candidatos, que se han comprometido a actuar en el marco de nuestras leyes.

Ojalá retomáramos los ideales de los Insurgentes, ideales que se perdieron por 100 años, todo el siglo XIX, por causa de la Independencia Trigarante. José María Morelos, uno de los mexicanos más lúcidos, reclamaba en Los Sentimientos de la Nación que las leyes “moderen la opulencia y la indigencia y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto”

Es necesario que todos los candidatos retomen este compromiso. Nos queda la mitad de la tarea por hacer y va a ser larga.

Mayo 17, 2006

Esteban Garaiz

Por qué Votar.

Artículo escrito el 15 de Junio de 2006

Si estamos en medio de la vía del tren y el tren avanza hacia nosotros a 100 metros de distancia, tenemos la opción de hacernos hacia la izquierda o de hacernos a la derecha; o nos lleva el tren. Quedarse en medio de la vía es también una decisión. No será la primera vez en la historia del mundo que alguien decide ser arrollado por el tren. A todas luces no es la opción más afortunada.

Quien decide no votar está también tomando una decisión soberana. Es indudablemente un modo de ejercer su derecho ciudadano. Claro está que eso representa no cumplir con su obligación. Quien no vota está decidiendo dejar en los demás la decisión de marcar junto con los demás el rumbo de la nación. Quién dice que la política es sucia y en consecuencia, decide no votar para no ensuciarse las manos con la política, en realidad está ensuciando la política y llevando al poder a los malos políticos, que evidentemente no decidirán por el bien de todos los ciudadanos. Sí hay buenos políticos y sí hay buenas opciones políticas; el trabajo es informarse y tener el valor de decidir.

Por otro lado, cabe también la decisión soberana de acudir a la casilla y anular el voto. Puede alguien madrugar, bañarse y rasurarse en su caso, tomar su credencial de elector y ponerse en la fila hasta que le den las boletas electorales y le pinten su dedito; decide marcar dos o varias opciones o simplemente tachar toda la boleta, o más aun: poner injurias y recados no gratos en la misma. Este es, sin duda alguna, un modo de votar, un modo pesimista y desaconsejable, aun cuando sea soberano. También es un modo de dejar a los demás que decidan por mí.


Claro está que un número alto de votos deliberadamente anulados tiene que llamar la atención de los contendientes políticos, de los analistas y de las autoridades electorales.

En esta ocasión, para el próximo 2 de julio, hay cinco opciones políticas. Cada una de las cuales tiene un ideario, un programa de acción y una plataforma electoral registrada ante el IFE; y tiene también sus candidatos. Un modo informado y razonado de votar sin duda no puede dejar de valorar la calidad ética y la capacidad profesional de las candidatas o candidatos. Por otro lado, ingrediente absolutamente necesario será conocer a qué grupo político pertenece, o sea el partido político o coalición de los 5 que están registrados ante el Instituto Federal Electoral y qué plataforma tiene.

Cada una de estas opciones políticas tiene una clara idea de a donde quieren llevarnos como nación: qué vamos hacer en una sociedad donde la mitad de la población vive en condiciones de lamentable pobreza y marginación y qué tenemos que hacer en materia de nutrición materno-infantil, de salud, de educación de calidad para que todos estos hermanos mexicanos se incorporen a nuestra sociedad nacional y, hay que decirlo crudamente, se incorporen también a nuestro mercado, de modo tal que la economía nacional encuentre su dinámica de crecimiento.

Qué hay que hacer también para que la otra mitad de la nación, la que tiene un patrimonio familiar que conservar, vea satisfecho su legítimo reclamo de seguridad frente a la creciente violencia desatada por el crimen y la delincuencia; reclamo éste claramente expresado por cientos de miles de mexicanos, que, saliendo a las calles, han exigido con razón a las autoridades su derecho a vivir en paz y de no ser agredidos en su vida, en su integridad física y en su patrimonio.

Tan respetables son los derechos humanos de quienes reclaman la integridad física de ellos y sus familias como los que aspiran a que sus hijos sobrevivan al hambre y a las enfermedades generalmente curables y tengan una escuela de calidad.

Qué vamos a hacer frente a ese otro tema central que representa el endeudamiento público, que estamos pagando entre todos, hasta los que no se enteran sobre todo el rescate bancario que ha llegado al día de hoy a un millón de millones más 300,000 millones de pesos, que representan un 20% de nuestro producto interno bruto; y cuyos intereses significan para la nación 33,000 millones de pesos cada año. Indudablemente que quienes hemos tenido la suerte y privilegio de recibir educación superior, no podemos soslayar el tema de nuestro patrimonio energético nacional; PEMEX sigue siendo una empresa esquilmada por todos nosotros, los que pagamos impuestos y los que no los pagan.

Resulta inaceptable que una empresa nacional pública, que obtiene utilidades brutas incluso superiores a las llamadas “hermanas mayores”, sea esquilmada teniendo que cubrir un impuesto hasta más del 40 por ciento de todo lo que recauda el fisco federal. Aun cuando decidiéramos alegremente venderla, a continuación habría que pensar en el gasto del año siguiente, que hoy sale de la empresa paraestatal; y además no habría ninguna empresa extranjera dispuesta a invertir pagando impuestos por un monto equivalente a los que actualmente paga PEMEX al fisco federal.

De los 30 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la OCDE, México es el país que menos recauda fiscalmente. Los ingresos por impuestos representan en México el 18% del Producto Interno Bruto. El promedio de la carga tributaria en los países de la OCDE es el 36.9% del PIB; es decir qué México recauda menos de la mitad del promedio de estos países.

Pero lo que es mucho más serio es la estructura interna de esa carga tributaria: el impuesto sobre la renta, es decir sobre el ingreso personal, representa el 28% de nuestra recaudación. A diferencia de las otras naciones integrantes de OCDE, en México el impuesto sobre la renta no es la principal fuente de ingresos tributarios, mientras que en otros países representa más de la mitad. Quien quiera emitir el voto razonado deberá pensar seriamente si queremos seguir el ejemplo de los países desarrollados o seguir empeñados en que se cobre IVA a los alimentos y las medicinas. La esencia y estructura de la urgente reforma fiscal es lo que está verdaderamente a debate, porque va a afectar nuestros ingresos y el desarrollo de la economía de todos: o IVA o impuestos progresivos.

Ustedes, que tienen estudios universitarios, dirán si podemos dejarlo para que personajes desconocidos lo decidan por nosotros.

Quien de ustedes haya leído “México Bárbaro” de John Kenneth Turner, un librito de pocas páginas, sabrá que hace 100 años y cuando Porfirio Díaz celebraba con bombo y platillo el Centenario, más de 80 por ciento de los mexicanos vivían como peones, siervos de la gleba, amarrados a la tienda de raya de la hacienda por una deuda transmitida de padres a hijos, en un país donde el 98 por ciento de la tierra era propiedad de 3,500 familias. No usaban dinero porque no se les pagaba en dinero: dicho en términos técnicos, la gran mayoría de la población no formaba parte de la economía monetaria.

México era una república de nombre, una república sin ciudadanos.

Los peones no sólo no elegían a su Presidente, ni a su Presidente Municipal; no podían decidir de su propia vida. Estamos precisamente celebrando el centenario del Programa del Partido Liberal, 1906, que reclamaba, entre otras cosas la liberación de los peones, de los que desciende la gran mayoría de los mexicanos de hoy, que ahora sí pueden votar.

Don Francisco I. Madero, el gran precursor de la democracia, llegó a la Presidencia de la República por la enorme cantidad de 19,997 votos, en un país de 15 millones de mexicanos en 1911.

De las primeras lecciones de economía que uno recibe en la universidad es que el mercado, o sea la demanda, es el motor que dinamiza toda la vida económica de una sociedad. Si no hay consumo, si no hay quien compre, por muchas facilidades que se den a las empresas, y por muy eficaces y productivas que sean, sólo se llenarán de almacenamientos y acabarán quebrando.

Sólo el consumo crea empresas y empleos; y para que haya consumo, tiene que haber ingreso familiar, es decir empleo bien remunerado.

Tenemos la costumbre, muy arraigada en Jalisco, de compararnos con nuestros vecinos del Norte, como si para todo fueran el paradigma a seguir. Curiosamente, en lo único en que no los imitan la mayoría de nuestros empresarios – con muy honrosas excepciones – es en el “espíritu de Henry Ford”: mis trabajadores deben poder comprar lo que producen; sólo el ingreso familiar masivo genera mercado; sólo el empleo bien remunerado, no sólo levanta la productividad alegre, sino que, en conjunto, genera la demanda de nuestros productos y le da dinámica a nuestra economía.

La raíz de la prosperidad económica norteamericana se sustenta en un hecho central: trabajadores bien remunerados y con alegre productividad, que con sus ingresos generan consumo y demanda, que es el motor de la economía.

No tendríamos la sangría poblacional que tenemos, acelerada en los últimos años, si nuestros hermanos trabajadores encontraran aquí en su tierra el empleo bien remunerado que les permita, con sus compras, generar crecientes empleos.

Nos queda la mitad de la población de México, los pobres sin integrar al mercado. Mercado potencial le llaman los economistas.

Este pasado domingo nos han recordado que “hay que hacer de México un país de inclusiones”; necesitamos un país que incluya a la media nación que reclama legítimamente seguridad para sus personas, para sus familias y para sus patrimonios; y que incluya también, que incorpore, a la otra mitad, la que no sabe reclamar, pero cuya situación de marginación clama al cielo. Que se incorpore a nuestra economía, a nuestra vida social, a nuestra democracia, a nuestra capacidad de decisión colectiva.

México se está quedando rezagado en su competitividad, entre las economías punteras del mundo. Todos los organismos internacionales lo dicen con absoluta claridad; lo acaba de decir la financiera Standard and Poor’s: la esencia de la competitividad estriba en la inversión nacional en investigación científica y técnica. ¿Qué hemos hecho en el país en los últimos 20 años? No podemos seguir atenidos a pagar patentes y franquicias, hasta de variedades del maíz, descubierto en nuestro territorio hace siete mil años y una de nuestras aportaciones a la cultura universal, junto con el hule, el cacao, el aguacate, el tomate, etcétera. Vean los índices de inversión en tecnología en los países de Asia que ahora nos asombran; y vean qué es lo que ha invertido México en esta materia en los últimos 25 años. He aquí otro tema para decidir nuestro voto.

¿Cómo podemos hablar de estado de derecho en un país donde millones de personas, mujeres y hombres, no existen jurídicamente, porque no tienen y nunca han tenido, acta de nacimiento…y donde las autoridades, que deben trabajar por el bien de todos, no hacen el esfuerzo para que cuenten con el derecho, gratuito naturalmente, a un registro extemporáneo? Para no hablar de los homicidios impunes de todos los días.

¿Cuántos analfabetas nos quedan en México? ¿Nos puede eso dejar tranquilos? Hay millones de mexicanos, hombres y mujeres, que tienen derecho, derecho ético a que se les dé el pez para comer hoy y también se les enseñe a pescar.

Esta semana publicó la UNICEF sus cifras mundiales del año: más de un millón de niños mexicanos sin escuela cuando nos sobran maestros graduados. ¿Es eso igualdad de oportunidades?

Hace cuarenta y cuatro años, bajo el papado y la inspiración de Juan XXIII se iniciaban las deliberaciones del Concilio Vaticano Segundo, en las que participaron más de 2,500 obispos y sacerdotes. Desde el Concilio Vaticano Segundo la Iglesia Católica afirmó su opción preferencial por los pobres, por la equidad económico- social y la democracia, (esto lo tomé de Internet)

La ley prohibe – sabiamente – a los partidos políticos y candidatos el uso de símbolos religiosos con propósitos de inducción del voto de los ciudadanos. Pero nada nos impide utilizar criterios éticos como herramienta para razonar nuestro voto. (Por cierto: hay que decirle a Joyerías APLICSA que ”bonum commune” se puede traducir igualmente como bien común, el bienestar colectivo o, por el bien de todos).

Opción preferencial por los pobres. Equidad económico – social. Democracia. Durante todo el siglo XX, la pobreza y marginación en México se fue reduciendo gradualmente del 90 por ciento de los mexicanos a la mitad. Nos queda una larga tarea por delante. Sólo nutrición, salud y educación masivas y el ingreso familiar decoroso podrán abatir el rezago.

Democracia. En 1917 los mexicanos, varones, lograron, después de 2 millones de muertos, la liberación de los peones y el voto universal directo y secreto. Las mujeres tuvieron que esperar hasta 1953. Mejor dicho: pelearon duramente para conseguirlo.

Todavía hoy se ha requerido poner en la ley esto que se llama “acción afirmativa” para que los partidos políticos les asignen al menos un tercio de las candidaturas…cuando son el 52 por ciento del padrón electoral. Como ven, todavía queda un largo camino por recorrer para lograr una democracia aceptable para mujeres y hombres.

Hay también elementos éticos que considerar en nuestra convivencia nacional. Está el tema de la vida; y yo les digo categóricamente que se salvan muchas más vidas con un buen programa de nutrición materno-infantil en Chiapas, Oaxaca, la Montaña de Guerrero, la sierra de Hidalgo, etcétera que con la penalización civil del aborto. ( Y, por favor, que no se diga que promuevo el aborto).

Si aceptamos el principio ético republicano de la igualdad de oportunidades, debemos concluir que la nutrición materno-infantil, la educación de calidad para todos: criollos, mestizos o indígenas y la salud de los menores, ancianos y discapacitados deben salir del mercado. De manera subsidiaria, cuando las familias no tengan con qué, deben ser atendidas por el representante legal de la Nación, es decir por el Estado. En consecuencia, no será un favor asistencial, canjeable por votos, sino un derecho humano que se debe reclamar.

Se dice, en muchos medios de comunicación, sobre todo radiales en Jalisco, que la democracia es cara. En este año 2006 el Presupuesto Federal está gastando, sólo de intereses del rescate bancario FOBAPROA-IPAB 33,456 millones de pesos, tres veces lo que se gasta en las elecciones federales en año electoral.

En Jalisco tenemos un tiraje conjunto de 120,000 periódicos diarios: el 2 por ciento de los jaliscienses leen el periódico; los demás se atienen a la información parcial y superficial que transmite la televisión, que da clara preferencia a la nota roja.

Yo confío en que ustedes, universitarios, sí estén bien informados y con capacidad de decisión.

Lo logrado no es poco. Hay que incrementarlo y depurarlo. Pero principalmente: no lo desperdicien

Es de ustedes este país. Cuídenlo

Esteban Garaiz

Entrevista sobre la política energética actual, en México.

Entrevista, que me hacen los periodistas Rubén Martín y Jesús Estrada, sobre la política energética en el actual gobierno.  https://mx.ivoox...