Para Milenio
Esteban Garaiz
27 de agosto 2019
Si hay un lujo que, por ningún motivo y bajo ninguna
circunstancia, se puede dar el Partido MORENA, es replicar la absurda
experiencia de un partido de tribus.
El Movimiento de Regeneración Nacional va gradualmente
logrando llevar a cabo las grandes líneas de acción de gobierno propuestas a la
ciudadanía nacional desde 2005 y reiteradas en 2011 y 2017: esa es la verdadera
certidumbre que algunos corporativos siguen reclamando como disco rayado.
Uno de los primeros grandes logros, y de enorme trascendencia,
ha sido sin duda, parar en seco el horror de querer construir el Nuevo
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en lo hondo del vaso de Texcoco;
así evitar que la ciudad volviera a ahogarse en los terregales y tolvaneras de
1960-70, que la hacían irrespirable e inhabitable.
Ahora los peces nadarán 5 metros y medio arriba de la absurda
equis que costó a los contribuyentes 14 mil millones, en el nuevo parque 30
veces más grande que Chapultepec, con los 7 ríos de la cuenca cerrada afluyendo
a su centro natural.
La fundación del partido por el Movimiento no fue gratuita.
Después de la experiencia de 2012, con la coalición de 3 partidos y las
obstrucciones que pusieron al candidato los que debían haberlo respaldado y se
beneficiaron de su apoyo ciudadano y de los recursos públicos asignados.
Después de que en 2013 se cubrió con gran holgura los
requisitos legales de las asambleas constitutivas (de cuyos asistentes tiene
puntual registro la autoridad electoral).
Como consecuencia, igualmente, de la abrumadora decisión
ciudadana de julio de 2018, hoy el titular único del Poder Ejecutivo Federal,
con la clara mayoría en ambas cámaras del Poder Legislativo, va gradualmente
avanzando en el cumplimiento del programa propuesto y aprobado.
A eso hay que añadirle que las encuestadoras siguen confirmando
en meses recientes el respaldo ciudadano a las decisiones del gobierno, que ha
“bajado” a 72 por ciento.
La batalla contra el “guachicoleo” y otros robos de
combustible; los apoyos a los jóvenes sin oportunidades para su capitalización
humana; a los ancianos que ya aportaron a la vida social; las lentas mejoras
salariales; la rehabilitación de la empresa sustento del desarrollo nacional
propio; y sobre todo: la regeneración fiscal sin boquetes; más la sanción judicial
a los saqueadores.
Todos estos logros iniciales en los primeros meses del
mandato popular no autorizan a MORENA a descuidar su propia retaguardia: el
partido.
El partido es imprescindible para la sana continuidad del
programa aprobado e impulsado por las mayorías nacionales.
No pueden las ambiciones personales de algunos actores
políticos con el estandarte de Morena desvirtuar, obstruir, y finalmente
estrangular las grandes aspiraciones que la Nación decidió en julio de 2018. No
más tribus.
La experiencia histórica, que decepcionó y asqueó a los
mexicanos, no sólo es reprobable; debe ser irrepetible. Como corresponde por
ley, y como desde un principio siempre estuvo propuesto a la opinión ciudadana,
en 2021 nuevamente el proyecto de Regeneración Nacional será sometido a la
ratificación del mandato soberano.