Los pobres de México ya estaban ahí antes de que se fundaran el PAN y el PRI. Los pobres, en serio, eran el 90 por ciento de los habitantes de este país al estallar la Revolución en 1910 y al redactar la Constitución en 1917.
En 100 años “hemos” logrado reducir la pobreza a la mitad, sobre todo por dos mecanismos: la reforma agraria (con todos sus vicios y defectos) y por el artículo tercero, es decir por la educación gratuita, obligatoria y universal, incluidos los desayunos escolares y los libros de texto gratuito.
Pero nos queda la otra mitad; la que no ha marchado reclamando – con toda razón – seguridad para su familia; la que no es encuestada por teléfono, porque no tiene teléfono; la que, en muchos casos, millones, no tiene ni siquiera acta de nacimiento y, en consecuencia, no existe jurídicamente…en el Estado de derecho que llena la boca de algunos funcionaros.
Esos millones de pobres tienen otros reclamos, diversos de la “mano dura” que ofrecen algunos candidatos y que reclaman algunos sectores de la sociedad. Ellos, en cambio, necesitan el pez para comer hoy y también necesitan aprender a pescar.
Qué bueno que la Universidad Autónoma de Nuevo León y la editorial Plaza y Valdés se han propuesto el “Diálogo Social para el Proyecto de Nación”, que promueva entre los candidatos el desarrollo integral y sustentable, en vez de la estúpida guerra de basura que han desatado entre ellos. El desarrollo integral y sustentable, que planteó don Víctor Urquidi -- mi llorado maestro -- cuando hace sesenta y cinco años se incorporó al Banco de México, a su regreso de la London School of Economics, y que reiteró en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara al recibir el Doctorado Honoris Causa en junio del 2004, dos meses antes de su muerte.
Integral y sustentable, palabras de mucho peso ambas, esencia del artículo 25 de la Constitución, hoy muy olvidado, si no que despreciado, por algunos candidatos, que se han comprometido a actuar en el marco de nuestras leyes.
Ojalá retomáramos los ideales de los Insurgentes, ideales que se perdieron por 100 años, todo el siglo XIX, por causa de la Independencia Trigarante. José María Morelos, uno de los mexicanos más lúcidos, reclamaba en Los Sentimientos de la Nación que las leyes “moderen la opulencia y la indigencia y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto”
Es necesario que todos los candidatos retomen este compromiso. Nos queda la mitad de la tarea por hacer y va a ser larga.
Mayo 17, 2006
Esteban Garaiz
En 100 años “hemos” logrado reducir la pobreza a la mitad, sobre todo por dos mecanismos: la reforma agraria (con todos sus vicios y defectos) y por el artículo tercero, es decir por la educación gratuita, obligatoria y universal, incluidos los desayunos escolares y los libros de texto gratuito.
Pero nos queda la otra mitad; la que no ha marchado reclamando – con toda razón – seguridad para su familia; la que no es encuestada por teléfono, porque no tiene teléfono; la que, en muchos casos, millones, no tiene ni siquiera acta de nacimiento y, en consecuencia, no existe jurídicamente…en el Estado de derecho que llena la boca de algunos funcionaros.
Esos millones de pobres tienen otros reclamos, diversos de la “mano dura” que ofrecen algunos candidatos y que reclaman algunos sectores de la sociedad. Ellos, en cambio, necesitan el pez para comer hoy y también necesitan aprender a pescar.
Qué bueno que la Universidad Autónoma de Nuevo León y la editorial Plaza y Valdés se han propuesto el “Diálogo Social para el Proyecto de Nación”, que promueva entre los candidatos el desarrollo integral y sustentable, en vez de la estúpida guerra de basura que han desatado entre ellos. El desarrollo integral y sustentable, que planteó don Víctor Urquidi -- mi llorado maestro -- cuando hace sesenta y cinco años se incorporó al Banco de México, a su regreso de la London School of Economics, y que reiteró en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara al recibir el Doctorado Honoris Causa en junio del 2004, dos meses antes de su muerte.
Integral y sustentable, palabras de mucho peso ambas, esencia del artículo 25 de la Constitución, hoy muy olvidado, si no que despreciado, por algunos candidatos, que se han comprometido a actuar en el marco de nuestras leyes.
Ojalá retomáramos los ideales de los Insurgentes, ideales que se perdieron por 100 años, todo el siglo XIX, por causa de la Independencia Trigarante. José María Morelos, uno de los mexicanos más lúcidos, reclamaba en Los Sentimientos de la Nación que las leyes “moderen la opulencia y la indigencia y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto”
Es necesario que todos los candidatos retomen este compromiso. Nos queda la mitad de la tarea por hacer y va a ser larga.
Mayo 17, 2006
Esteban Garaiz