viernes, 18 de agosto de 2006

Mariano Otero

Julio de 1986


Sorprende en verdad que en 1842 un joven abogado jalisciense de veinticinco años, con limitado y tardío acceso a las obras del pensamiento político y económico universal, y específicamente europeo, haya insistido en que “la organización de la propiedad es el principio generador de los fenómenos sociales”, que esta organización se refleja en la relación de las clases sociales, que “el cambio general debe comenzar por las relaciones materiales de la sociedad” y que “la propiedad mal repartida produce la más funestas consecuencias”.

Más sorprendente resulta si caemos en la cuenta que esto ocurre tres años antes de la publicación de La Sagrada Familia y seis años antes del Manifiesto Comunista, que podrían considerarse como el nacimiento formal del materialismo histórico y del socialismo científico; y veinticinco años antes de la publicación del primer tomo de El Capital.

Abogado a los dieciocho años, Mariano Otero, que había nacido en Guadalajara el 4 de febrero de 1817, conocía sin duda a Benjamín Constant, Madame de Stael, Alexis de Tocqueville, y a Edmund Burke.

El Ensayo sobre el verdadero estado de la cuestión social y política que se agita en la República Mexicana supera de inmediato las ataduras circunstanciales que tiene con la defensa del Plan de Jalisco lanzado por Mariano Paredes Arrillaga y, dejándolas atrás, se adentra en un profundo y perspicaz análisis sobre las clases sociales en México, inimaginable en tan corta perspectiva.

Al leer este Ensayo y reflexionar en figuras como Mariano Otero, Francisco García Salinas, Prisciliano Sánchez o Ponciano Arriaga, se alcanza a percibir cuán equivocados están quienes piensan simplemente que el liberalismo mexicano se dejó llevar de manera mecánica por el librecambismo predominante sin hacer reflexiones propias sobre la realidad nacional.

En 1842 es electo diputado al Congreso Constituyente, después fallido. En él se empeña Otero en hacer planteamientos jurídicos para “proteger al ciudadano de los abusos del poder”.

Cinco años después redacta, junto con Manuel Crescencio Rejón, en el artículo 25 del Acta de Reformas a la Constitución de 1824, la primera versión federal del juicio de amparo, fórmula que después pasó en lo sustantivo a las constituciones de 1857 y de 1917.

En 1848 Otero es designado Secretario de Relaciones Exteriores por el presidente José Joaquín Herrera.

Articulista asiduo de El Siglo XIX, muere el 31 de mayo de 1850, abatido por el cólera. Tenía treinta y tres años.

Dos grandes e ilustres mexicanos han estudiado con profundidad y admiración la vida y el pensamiento de Mariano Otero. Los dos de nombre de Jesús: Silva Herzog y Reyes Heroles.

El primero observó desde 1947 en su obra El Pensamiento Económico en México, publicada por el Fondo de la Cultura Económica, la perspicacia del análisis político con contenido económico hecho por Mariano Otero.

El segundo no sólo le dedicó páginas amplias sobre el método de análisis de la realidad social en su obra monumental sobre El Liberalismo Mexicano, sino que hizo en 1967 una edición en dos tomos de las obras de Otero, con un completísimo estudio preliminar.

Dice Reyes Heroles que Otero fue tan gran jurista que poco se ha reparado en su carácter de sociólogo y economista.

Se incluyen en esta edición textos preliminares de ambos autores. El primero, muy breve, citado de La economía política en México 1810-1974, publicado por Don Jesús Silva Herzog en Cuadernos Americanos en 1975.

El segundo está tomado de la excelente selección de textos realizada por Adolfo Castañón y Otto Granados de la obra monumental de Reyes Heroles, y publicada con título El liberalismo mexicano en pocas páginas, en el número 100 de Lecturas Mexicanas FCE-SEP, 1985.

Ha habido, a nuestro entender, cuatro ediciones del Ensayo de Otero:

1) la edición original de la Imprenta de Ignacio Cumplido en 1842;

2) el primer volumen de la serie Biblioteca Jalisciense, publicada en 1952 - luego de la llamada de atención de Jesús Silva Herzog - por el Instituto Tecnológico de la Universidad de Guadalajara, con un mediano prólogo de Arnulfo Villaseñor Saavedra y la reproducción de los Datos Biográficos escritos por Marcos Arróniz en 1857;

3) el texto completo incluído en el libro Mariano Otero. Obras, con la recopilación, selección, comentarios y estudio preliminar de Jesús Reyes Heroles. México, Biblioteca Porrúa. 1967, 2 tomos: y

4) el número 15 de los Cuadernos de Causa, publicados por el Centro de Documentación Política A. C. en México, D.F., 1979, con una muy buena introducción de Lorenzo Rafael Avila.

Ahora la Comisión lanza esta nueva edición del Ensayo de Otero con el deseo de atender al permanente interés que despierta, hoy más que nunca, esta obra precursora.

Esteban Garaiz

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