viernes, 13 de julio de 2007

EL SUEÑO PATRIÓTICO DE CARLOS SLIM.

14-06-07

Confieso que el tema me ha provocado a reaccionar. Hace unos días don Carlos Slim tuvo una presentación en el ITESO, la Universidad Jesuita de Guadalajara; y creo que, por la importancia de sus expresiones, merecen una seria reflexión.

Dijo el señor Slim ante estudiantes y académicos del ITESO que “lo interesante de esta civilización es que en lugar de explotar al hombre y a la tierra, sobre todo al hombre, que lo esclavizaba, que lo limitaba y lo inmovilizaba socialmente, y tal como nacía moría, ahora esta sociedad sustenta su desarrollo en el bienestar de los demás”. Dijo también don Carlos – y este es el tema central – que “lo que antes era un asunto de justicia social, ética, de moral, ahora es una necesidad económica”.

Yo creo que apunta muy bien don Carlos Slim al meollo de todo el asunto. Lo primero que a uno le enseñan en la primera clase de economía es que la demanda es el verdadero motor de todo el crecimiento económico y que la demanda sólo existe cuando hay mercado o sea cuando hay ingreso familiar, es decir cuando los trabajadores reciben por su esfuerzo un salario decente que les permite tener poder de compra. De lo contrario, las empresas cuanto más eficientes sean en el proceso productivo, más se llenaran de almacenamientos y acabaran quebrando; y por más mercadotecnia que haya, si no hay poder adquisitivo familiar, acabará llegando la recesión, como es el caso.

Yo no veo que esto se esté enseñando en las numerosas escuelas de negocios y de administración de empresas de Jalisco. ¿Quién hubiera puesto una fábrica de camisas, o de zapatos, o de relojes en 1910 en tiempos de Porfirio Díaz, cuando más del 80% de los 15 millones de mexicanos, peones de las haciendas, ni siquiera participaban en la economía monetaria, porque se les “pagaba” en especie?. Fue la revolución la que abrió el mercado en el país; pero dejó la tarea a medias.

Henry Ford lo tenía claro: sus trabajadores deben poder comprar con su salario lo que ellos mismos producen. Tenemos por estas tierras una mala costumbre muy arraigada: cuando reflexionamos sobre nuestra realidad social, sale a reducir de inmediato el “por ejemplo en Estados Unidos...”, como si fuera el único otro país en el mundo.

Y aquí viene lo curioso: en lo único que no imitamos a nuestros vecinos del norte es precisamente en la clave de prosperidad material, que su propio mercado interno, es decir el pago adecuado a sus trabajadores. Eso nos ha significado una sangría de 20 millones de mexicanos productivos en los últimos 25 años, que, paradójicamente, son los que sustentan con sus remesas nuestro mercado, que sin ellas habría colapsado.

Don Carlos Slim merece atención como hombre emprendedor y exitoso. Si lo que esta diciendo es que hoy la ciencia económica entiende que hay una plena coincidencia entre la “necesidad económica” y la ética social, entonces va muy bien don Carlos. Hace más de 100 años que quedó claro en las encíclicas papales. Estamos hablando de mercado, no de “populismo”. Por lo demás, seguro que el señor Slim estaba pensando en los países que sí han crecido y se han desarrollado “sustentándolo en el bienestar de los demás”. O a lo mejor también está pensando en lo que quiere para México y no acaba de convencer a sus colegas; ni a los gobernantes.

Dijo también que hay que dejar de explotar “a la tierra”. Parece que estamos en vías de revivir el ideal de mi querido maestro don Víctor L. Urquidi a favor del “desarrollo equitativo y sustentable”

Dice Slim, y con toda la razón del mundo, que la fórmula perfecta para combatir la pobreza es la inversión y el desarrollo del capital humano. Lo tenían muy claro quienes incluyeron el artículo 3º. en la Constitución Política: la educación pública, gratuita a todo nivel incluidas las universidades, el Politécnico los tecnológicos, los centros de investigación ., los libros de texto gratuito y los desayunos escolares, han sido la verdadera institución revolucionaria de la sociedad mexicana y la base verdadera para la igualdad de oportunidades. Ahí está el capital humano, hoy rezagado y no competitivo.

No dejó el empresario de mencionar el proverbio chino tan socorrido: “si le das un pescado, comerá un día; si le enseña a pescar, comerá toda la vida”. Pero también hay que decir que para aprender a pescar, primero hay que comer. Sabemos que la asistencia mitiga pero no resuelve el fondo. Pero también hay que decir que todos, absolutamente todos, primero hemos mamado antes de aprender a producir.


Esteban Garaiz


Entrevista sobre la política energética actual, en México.

Entrevista, que me hacen los periodistas Rubén Martín y Jesús Estrada, sobre la política energética en el actual gobierno.  https://mx.ivoox...