viernes, 13 de julio de 2007

OTRA VEZ LA MULA AL TRIGO

14-06-07

En el pasado 2006 PEMEX obtuvo ingresos antes de impuestos por 57,600 millones de dólares; pagó impuestos por 53,700 millones de dólares; le quedaron utilidades netas por 3,900 millones de dólares para toda su operación, incluído el mantenimiento de sus envejecidos ductos y, lo más delicado, la prospección para reponer sus escasas reservas probadas (subrayo lo de probadas, porque todos sus técnicos saben que nuestras reservas probables son inmensas).

Esto significa, en corto, que PEMEX entregó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público el 93.23 por ciento de sus ingresos brutos; el impuesto más alto del mundo. Ninguna empresa petrolera en el planeta paga los impuestos y derechos que paga PEMEX.

El “niño terrible del populismo” sudamericano Evo Morales, presidente de Bolivia, causó escandaloso malestar el año pasado cuando aumentó los ingresos fiscales de los hidrocarburos bolivianos de 18 a 50 por ciento.

El costo promedio mundial de producción de barril de petróleo queda ligeramente arriba de 8 dólares por barril. PEMEX produce cada barril a menos de 4 dólares; es decir menos de la mitad del costo promedio mundial. Debe quedar claro que ese costo incluye el dinero entregado al sindicato. Para que no se desvíe el foco verdadero del grave problema de PEMEX.

PEMEX está en crisis. PEMEX es una empresa eficiente esquilmada por el fisco; o si se quiere de otro modo, PEMEX está crecientemente irresponsablemente esquilmada por quienes deberían pagar impuestos y los eluden, legalmente. PEMEX es la gallina de los huevos de oro.

Peor aun: el Instituto Mexicano del Petróleo, orgullo de la investigación tecnológica nacional, está también siendo estrangulado por el gobierno federal. En otros tiempos registró importantes patentes mundiales en el ámbito de los hidrocarburos.

PEMEX es una empresa altamente eficaz y eficiente: la segunda en el mundo petrolero internacional; pero está siendo chatarrizada deliberadamente. Dentro de poco querrán que comulguemos con ruedas de molino y nos acabarán metiendo en la cabeza que una empresa chatarra es mejor venderla. No van a quitar el dedo del renglón.

Quienes titeretearon a Vicente Fox creyeron que sería fácil que llegara al Poder Ejecutivo Federal y vendiera el patrimonio energético de la Nación. Lo intentó varias veces, la última casi al término de su mandato. Lo que les pasó a sus patrones es que estuvieron mal asesorados políticamente. Como en el “viejo régimen” el titular del Ejecutivo Federal era, al mismo tiempo, el líder del partido en el poder y, en consecuencia, el que controlaba las carreras políticas de los miembros del Legislativo, creyeron que lo mismo ocurriría con la alternancia en el Ejecutivo. Craso error, porque precisamente el gran cambio real del 2000 (además de que por primera vez en la historia de la República un partido en el Poder Ejecutivo Federal lo entregaba pacíficamente a la oposición) fue que se consolidó la pluralidad política representada en el Legislativo; y esto significaba el auténtico equilibrio entre poderes republicanos y la necesidad de lograr el consenso para obtener la necesaria mayoría calificada de dos tercios en las dos cámaras para poder cambiar la Constitución.

Y otra vez la mula al trigo. Ahora quienes organizaron el evento llamado Expomanagement lograron la disertación de un hombre sabio, Alan Greenspan, que observa con tino que PEMEX está en crisis; y que, de continuar la reducción de la producción de petróleo en México (por no invertir en exploración) y de haber una caída en el precio internacional de petróleo, “habría una crisis fiscal en el país”.

Por supuesto que habría una crisis fiscal severa, en una hacienda pública que recibe el 40 por ciento de sus ingresos de una sola empresa; la que quieren malbaratar. También dijo el viejo Greenspan que “sería una lástima que se perdiera lo alcanzado por no realizar la reforma en PEMEX”. Claro que hay que realizar la reforma de PEMEX, pero esa reforma hay que hacerla en el ámbito fiscal, ampliando la base gravable y, sobre todo, obteniendo un impuesto sobre la renta de las grandes empresas, al estilo del promedio de los países de la OCDE, a la que pertenecemos, y no empeñados en cargar IVA a alimentos y medicinas de los trabajadores con salarios casi congelados.


La reforma fiscal es impostergable en México, pero sin elusión fiscal y sin más de lo mismo; cambiando su estructura, sin esquilmar nuestro patrimonio energético.

Por supuesto que habría una crisis fiscal severa, en una hacienda pública que recibe el 40 por ciento de sus ingresos de una sola empresa; la que quieren malbaratar. También dijo el viejo Greenspan que “sería una lástima que se perdiera lo alcanzado por no realizar la reforma en PEMEX”. Claro que hay que realizar la reforma de PEMEX, pero esa reforma hay que hacerla en el ámbito fiscal, ampliando la base gravable y, sobre todo, obteniendo un impuesto sobre la renta de las grandes empresas, al estilo del promedio de los países de la OCDE, a la que pertenecemos, y no empeñados en cargar IVA a alimentos y medicinas de los trabajadores con salarios casi congelados. La reforma fiscal es impostergable en México, pero sin elusión fiscal y sin más de lo mismo; cambiando su estructura, sin esquilmar nuestro patrimonio energético.


También advirtió Greenspan sobre la desastrosa inequidad en distribución de la riqueza y del ingreso; y puso el dedo en la llaga: la falta de competitividad de México frente a los asiáticos por el terrible rezago en la capacitación tecnológica, por falta de inversión pública y privada; por eso, dice Greenspan (y lo ha venido diciendo René Drucker como voz en el desierto), por falta de información de recursos humanos, hemos perdido la competitividad y hay “cada vez más concentración de los ingresos”.

Esteban Garaiz

Entrevista sobre la política energética actual, en México.

Entrevista, que me hacen los periodistas Rubén Martín y Jesús Estrada, sobre la política energética en el actual gobierno.  https://mx.ivoox...