EMPRESAS PETROLERAS ESTATALES
22 de enero de 2008
El pasado 5 de noviembre de 2007 PetroChina, la empresa petrolera estatal, se convirtió en la compañía con mayor capitalización bursátil en el mundo, con casi un millón de millones de dólares. Ese mismo día triplicó el precio de sus acciones. Dejó, con mucho, atrás a ExxonMobil la petrolera privada estadunidense con 511 mil millones de dólares. En tercer lugar quedó, y sigue, la rusa estatal Gazprom con 345 mil millones de dólares.
En el evidente resurgimiento del “nacionalismo petrolero” indudablemente han tenido un peso preponderante las dos empresas petroleras estatales rusa y china; pero no representan el único factor a ponderar. Es una paradoja que haya sido precisamente a raíz del empantanamiento de la guerra de Irak, cuya motivación geoenergética no ponen en duda ni las hermanas de la Caridad, cuando hayan resurgido las petroleras estatales y el”nacionalismo petrolero” que garantice la soberanía energética.
Los hechos como tales llegan con la misma claridad a la revista de mercado más especializada en el tema, The Financial Times, que a uno de los analistas que más pormenorizadamente conocen el tema energético en México y en el mundo, el doctor Alfredo Jalife-Rahme de El Colegio de México. Ambos análisis coinciden en el hecho del repliegue en términos relativos y también absolutos de las siete (ahora cinco) grandes empresas privadas, llamadas super-majors por The Financial Times y super-transnacionales petroleras privadas (STPP) por el doctor Jalife-Rahme: Exxon Mobil y Chevron-Texaco norteamericanas, la francesa Total y las británicas British Petroleum y Royal Dutch-Shell. Hoy sólo representan el 23 por ciento del negocio mundial de hidrocarburos y el 31 por ciento de la capitalización bursátil.
Los gobiernos de los países avanzados del mundo, por su parte, ya no están tan empeñados en ser dueños de reservas propias de hidrocarburos, petróleo y gas, como de garantizarse el abasto estable de los mismos. Además, naturalmente, de explorar otras fuentes de energía. Aquí cabe una consideración: aun en el supuesto remoto de la sustitución de los hidrocarburos como fuente energética, no podemos dejar de considerar que sin duda continuarán siendo materia prima de muchísimos productos de todo tipo.
Por eso es tan importante para los grandes consumidores mundiales la ruta de los ductos que parten, por ejemplo, de las repúblicas ex-soviéticas de Asia Central: Uzbekistán y Turkmenistán (campo de gas de Khausak), o la salida desde Bakú en Azerbaiyán, atravesando Turquía; y también el régimen político de esos países.
En América, por lo que toca a Repsol-YPF, periférica y desacreditada al haber contabilizado como propias las reservas de gas nacionales de Bolivia, intentó vender sus activos de superficie a PetroChina; pero los chinos, cautelosos, decidieron que no.
Los gobiernos de América del Sur están dando ejemplo de nacionalismo solidario con la red troncal de norte a sur , ya iniciada, desde Maracaibo hasta la Patagonia, con criterio de compensación física internacional; lo que representa otro golpe para las super-majors.
Dice The Finalcial Times que “en 10 años la etiqueta de super de las supermayores ha quedado atrás”. Hoy, las cinco juntas, representan escasamente el 31 por ciento bursátil, PetroChina el 20 por ciento, Gazprom el 7 por ciento y “otras”, entre las que hay que contar a Noruega, Aramco de Arabia Saudita y las demás de la OPEP, suman 42 por ciento.
Según, otra vez, The Financial Times, el 80 por ciento de las reservas probadas corresponde hoy a empresas estatales. Eso sin considerar que, por ejemplo en el caso de Pemex, existen todavía enormes reservas probables, detectadas por vía satelital, pero no probadas en los términos internacionales , al no haberse realizado la perforación.
Estos cambios han modificado de raíz la correlación geoestratégica del mundo. Si con el derrumbe de la Unión Soviética en 1991 parecía llegada la era unipolar, hoy, con la restitución de Gazprom al estado ruso, las revinculaciones de éste con las repúblicas de Asia Central, el aseguramiento del abasto autónomo por parte de la Unión Europea, la formación en ciernes de la red troncal sudamericana (eje Venezuela-Ecuador-Bolivia-Brasil) y con el fracaso de Irak y la consolidación del régimen iraní, la situación ha cambiado radicalmente.
Esteban Garaiz