domingo, 6 de abril de 2008

PARTIDOS PARTIDOS. (I)

29 de enero de 2008

En México todos los partidos están partidos. Como su nombre lo indica, los partidos son partes políticas de la sociedad, que confluyen para hacer un todo en abanico y encontrar los denominadores que representan el interés nacional. La política es lo contrario de la guerra: debe ser lugar de encuentro, de confluencia y no de exterminio. Por eso es tan importante que se puedan lograr los grandes acuerdos nacionales, en medio de la pluralidad y basados precisamente en nuestras grandes coincidencias, que siempre son mayores a nuestras divergencias.

Por eso no resulta aceptable hablar de partidocracia cuando todas las fracciones parlamentarias, elegidas cada una por una parte de la ciudadanía y en conjunto por todos los ciudadanos (porque los que no votaron nos dejaron esa responsabilidad), toman todas una gran acuerdo nacional, como fue el de sacar el mercado del proceso electoral al eliminar la compra de spots en las campañas electorales.

Pero hoy vemos con preocupación los ciudadanos que todas las dirigencias de los partidos traen severas divisiones o, para decirlo con más crudeza, fuertes confrontaciones en el propio seno de cada partido.

Empezando por la derecha: para los fundadores del Partido Acción Nacional, hoy les resultaría irreconocible. No me refiero sólo a la crisis de 1976, cuando el empresarismo no logró avasallar del todo al grupo doctrinario y no pudieron en la convención elegir candidato, tanto que el propio órgano oficial La Nación se refirió al acontecimiento como “bochornoso”. Me refiero a quienes hoy deben ver con horror cómo el partido ha sido barrenado internamente por el Yunque, o lo que se conoce como tal; y que ven como los grandes intereses económicos de dentro y los orquestados desde fuera han desplazado totalmente el ideal de una patria ordenada y generosa.

Por lo que toca al Partido Revolucionario Institucional, la crisis de identidad no le llegó con la derrota electoral del año 2000. A decir verdad, es exactamente al revés: es el abandono culminado en 1988, cuando desde el poder, desde el Poder Ejecutivo, se hizo escarnio del lema central de democracia y se dio totalmente la espalda a la justicia social. Se traicionó abiertamente el espíritu de las cuatro columnas constitucionales: el artículo 3º con la educación pública y gratuita; el 27 con la propiedad originaria de la Nación y el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, y con el dominio directo de los recursos naturales y de manera connotada los hidrocarburos; el artículo 123 que establece con toda claridad y de manera pormenorizada los derechos de los trabajadores (la inmensa mayoría de los mexicanos) protegidos por el Estado; y el 130 , que ratifica la existencia de un Estado laico que garantice la libertad de religión para todos. Ahí está la crisis de identidad priísta.

Hoy se enfrentan, como en un espejo de conciencia, a sus propios documentos básicos. Más que los dirigentes, que las han traicionado, las nobles bases priístas todavía agradecidas con los grandes logros de la Revolución Mexicana, que dejó su tarea a medias los 50 millones de pobres de hoy frente al 90 ciento de 1910; e incluso echó marcha atrás.

Hoy tienen que decir si quieren ser revolucionarios o si quieren ser institucionales, al haber desbaratado las instituciones revolucionarias. Ya la historia de México nos dice que no hay cabida política para el centro. Desde Ignacio Comonfort en 1860 hasta el Partido del Centro Democrático en 1997 siempre han ido al fracaso.

El Partido de las tribus y los demás requieren nota aparte. Volveremos...

Esteban Garaiz

Entrevista sobre la política energética actual, en México.

Entrevista, que me hacen los periodistas Rubén Martín y Jesús Estrada, sobre la política energética en el actual gobierno.  https://mx.ivoox...