domingo, 6 de abril de 2008

OTRA VEZ ESQUIROLES.
01-04-08
El 13 de abril de 1975 en sencilla ceremonia en Reforma, Chiapas el ingeniero Francisco Inguanzo, a nombre de Pemex, hizo el anuncio ante el Presidente de la República, de los enormes yacimientos petroleros descubiertos por la empresa estatal en sustratos terciarios. Con ellos, México no sólo lograba una holgada autonomía energética, sino que se convertía en un país potencialmente exportador. El mundo pareció no enterarse. Ese mismo año en el mes de noviembre, el anuncio se hizo desde Nueva Cork con bombo y platillo por parte de los grandes intereses petroleros internacionales.

En diciembre del año siguiente cambió la administración federal y Pemex quedó “sectorizado” en la Secretaría de Patrimonio Nacional. Los precios internacionales estaban altos. Conocidas son las pugnas entre el ingeniero Jorge Díaz Serrano, director de Pemex, y el titular de su cabeza de sector, José Andrés de Oteiza. Se había establecido una prudente plataforma de exportación petrolera ligeramente superior al millón de barriles diarios, de cuyo tope Pemex no debía excederse. Pero el ingeniero Díaz Serrano, que tenía acceso directo al presidente José López Portillo, de manera indisciplinada comenzó a surtir, además, repito: además, crudo a las exhaustas reservas de petróleo de los Estados Unidos de América. A mediano plazo, los precios internacionales del crudo se derrumbaron frustrando el equilibrio establecido por la OPEP entre oferta y demanda internacionales. Quienes conocen la historia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, a la que México decidió no ingresar “para conservar la autonomía”, saben que México fue considerado, y Jorge Díaz Serrano en lo particular, como un gran esquirol de los países exportadores de petróleo por hacer el juego a las grandes transnacionales, que fijaban el precio internacional desde la demanda.

Hoy los precios internacionales están de nuevo altos, más altos que nunca, y, debido entre otros factores, a la creciente demanda de países emergentes como China y la India, y al uso creciente de los hidrocarburos como materia prima de tantos productos, no es previsible en el mediano plazo una baja esencial en el precio internacional.

Entre tanto, ahí están los depósitos enormes (que no son reservas probadas) en aguas profundas que son aguas territoriales de México, Cuba, Estados Unidos de América y posiblemente de Guatemala y Belice. A las grandes transnacionales les urge utilizar su equipo de segunda mano, que sale ahora del Mar del Norte. Por supuesto, también a la gran economía que tiene que importar la mitad de los hidrocarburos que consume y que tantos problemas tiene en el Medio Oriente.

A México no le urge extraer, por ahora, el petróleo suyo de aguas profundas (que todavía no puede catalogar como reservas probadas) si logra, como debe, corregir su terrible distorsión fiscal, lo que implica cobrar ISR a los grandes consorcios privados nacionales, como lo hacen en promedio los países integrantes de la OCDE. Lo que sí resulta urgente es elevar la capacidad de refinación, construyendo un par de refinerías con los recursos excedentes de la exportación; y del mismo modo realizar prospecciones en tierra y en aguas someras, para recuperar el nivel de reservas probadas.

México tiene un tesoro en aguas profundas: es cierto. Verdad a medias, porque no tiene fecha de caducidad. No es previsible, se debe reiterar, una caída esencial de los precios internacionales. Aun cuando, remotamente, redujera su uso energético, seguirá inevitablemente, y crecientemente, siendo materia prima de innumerables productos. Mientras tanto, el Instituto Mexicano del Petróleo debe recuperar la capacidad tecnológica que tuvo hace 25 años, cuando era puntero. No puede seguir recibiendo un presupuesto anual de la tercera parte de lo que Pemex gasta en anuncios de televisión.

No falta quien diga que hay una oposición general a la privatización de Pemex de manera animosa e irracional, sin ponerse siquiera a analizar y dialogar. Debatamos, pues. De cara a la Nación. Por de pronto, Claudia Sheinbaum, frente a miles reunidos en el Zócalo y calles aledañas el pasado 18 de marzo, palabras más o palabras menos, dijo: “Doctora Kessel, ponga usted lugar, día y hora”. No sería sensato contestar que lo que quiere es tribuna, si recibió el aplauso entusiasta de todos los asistentes. De cara a la Nación.

Esteban Garaiz.

Entrevista sobre la política energética actual, en México.

Entrevista, que me hacen los periodistas Rubén Martín y Jesús Estrada, sobre la política energética en el actual gobierno.  https://mx.ivoox...