domingo, 24 de mayo de 2020
Entrevista sobre la política energética actual, en México.
Energías limpias
Para Milenio
Esteban Garaiz
26 de mayo de 2020
La ecología no es una religión. Ni una moda. La ecología es
una ciencia: la ciencia de nuestro hogar común: “oikos”. De la ciencia deriva la prudencia: actuar en bien de
todos.
Agua y sol son el origen de la vida en el planeta: desde su
formación hace millones y millones de años.
Las corrientes marinas, los vientos, las lluvias, las
tormentas, las cascadas: todas son producto de la energía solar. El sol evapora
las aguas de los mares, derrama las lluvias sobre las montañas; de ahí
descienden las corrientes de los ríos por gravedad rumbo de nuevo al mar. Así
en su ciclo perenne: agua y sol.
Eso aprendimos en la secundaria. Eso es ciencia. La energía
ni se crea ni se destruye; sólo se transforma; se recicla.
La energía más limpia que hoy utilizamos: la hidroeléctrica
es sólo eso: sol y agua. Bueno, bonito y barato sería que todos los hogares de
México contaran con calentador solar. Además democratizaría a nivel familiar la
energía. Somos una nación privilegiada, dotada de manera abundante de agua y
sol; o sea: de vida.
Nuestro planeta ha tenido, por millones de años, eras de
calentamiento global y eras de glaciares, de manera alternada. Según la
ciencia, los homínidos evolucionaron en una era de calentamiento global; y la
humanidad se desarrolló a continuación, en una era glaciar.
Es de imaginar, hoy, que los siberianos o los canadienses, o
los lapones escandinavos no deben estar especialmente alarmados con el
calentamiento global por unos dos grados centígrados en los próximos decenios.
Incluso los hidrocarburos, y los carbones no son más que sol
fosilizado. Se suele distinguir el carbón vegetal: de madera, del carbón
mineral. Pues ocurre que el carbón mineral, igual que el petróleo, es también
de origen vegetal.
En la Era Terciaria, de gran calor, todo el planeta era una
selva verde y húmeda. Los grandes depósitos de materia verde caduca, con el
paso de los milenios y millones de años se fosilizaron y se transformaron en
hidrocarburos. También nuestra Nación es privilegiada en esos depósitos, que no
son más que materia vegetal fosilizada.
No es apropiado confundir hidrocarburos con combustión
contaminante. No todos en las nuevas generaciones caen en la cuenta de que su
vida está rodeada de productos útiles derivados del petróleo: desde los zapatos
tenis hasta la pantalla del celular; cientos de productos: medicamentos,
pinturas, fibras, manteles, ropa interior, solventes, juguetes, platos y toda
clase de plásticos.
Las reservas de hidrocarburos del subsuelo no son renovables
(en los próximos millones de años). La transformación del parque vehicular
movido por combustión interna debe acelerarse. Pero no va a ocurrir de
inmediato de manera voluntarista. Llevará al menos dos decenios remplazar 20
millones (en México) de vehículos con una vida útil de 10 años en promedio.
Prudencia nacional será no seguir exportando nuestras
limitadas reservas de crudo; e importando gasolina, cuando con una
reconfiguración económica de las seis refinerías se puede atender la demanda
coyuntural de combustible: como se hizo, con calidad y precio razonable durante
50 años, sin incertidumbres ni altibajos.
Queda más por comentar.
martes, 19 de mayo de 2020
La cruda de las deudas públicas
Para Milenio
Esteba Garaiz
19 de mayo 2020
Hogares endeudados. Empresas endeudadas. Gobiernos nacionales
endeudados. Bancos opulentos.
El reconocido columnista Martin Wolf, de Financial Times nos
está alertando, a la vista de la predecible recuperación económica global, una
vez que se supere la debacle sanitaria ocasionada por la pandemia.
Dice Wolf que todas las finanzas de los gobiernos del mundo
están sufriendo la resaca (la cruda, pues) del “emborrachamiento de la deuda”.
Inevitable se hará el replanteamiento de las deudas públicas
en todas, o casi todas, las 200 naciones del planeta.
El monto conjunto de las deudas públicas, o sea: lo que deben
los gobiernos nacionales de todos los pueblos del mundo a los grandes bancos
oligárquicos multinacionales (algunos de los cuales se hacen llamar “internacionales”,
como el FMI) es verdaderamente monstruoso y aterrador.
Es que, además, no son las naciones pobres las únicas que
tienen gobiernos endeudados hasta el tope. Prácticamente todos los gobiernos
del planeta están endeudados.
A falta de mejor referencia, el Index Mundi de la CIA
registra lo que deben los gobiernos en proporción a su PIB nacional; o sea: en
proporción a todo lo que produce la economía de una nación entera todo el año.
Con datos de 2018-2019 informa Index Mundi:
Alemania debe 60 por ciento sobre PIB, España el 95 por
ciento, Francia el 98, Portugal 117, Italia 134, Austria 70, Dinamarca 33 por
ciento, Grecia 176, Brasil 88 por ciento, Canadá debe 90 por ciento, Colombia
52, Países Bajos endeuda 49 por ciento, Estados Unidos (gobierno federal) 104
por ciento sobre PIB, China 50 por ciento, Argentina 86, Australia 41, India
68, México 53 por ciento, Noruega 40 por ciento, Rusia 14 sobre PIB, Venezuela
24.
Consideración importante: ¿a quién le deben? Uno puede
preguntarse también ¿de qué soberanía, de qué independencia puede estar
hablando un gobierno que debe no sólo todo lo que recaude en un año, sino la
mitad, o más, de su producto nacional bruto?
Como dato adicional: en el Banco Mundial, del Fondo Monetario
“Internacional”, el Tesoro de los Estados Unidos es dueño del 51 por ciento de
las acciones; o sea: mayoría.
En este contexto, podrá observarse el carácter y alcance de
los amagos persistentes de las autonombradas calificadoras de la deuda
“soberana”, y aun la de las empresas públicas; calificadoras que dictan a los
gobiernos cómo deben manejar sus finanzas, como Fitch, o Standard and Poor´s, o
Moody´s.
Ante este panorama, urge recuperar el sano principio fiscal
“progresivo y redistributivo”: recaudar todo lo necesario para atender y
tutelar todos los derechos de todos los habitantes (y no trabajar sólo hasta
donde alcance lo recaudado). Ni endeudarse más allá de su capacidad de pago.
Por lo que toca a las grandes empresas privadas, que se
enfrentarán en esta coyuntura a una severa falta de liquidez, el citado
columnista británico Martin Wolf adelanta una propuesta de gran realismo y
apegada a la urgente equidad: pueden las empresas emitir nuevas series de
acciones, que adquieran los gobiernos en propiedad. Así resultarán socios en la
recuperación económica y empresarial: en el verdadero sentido de la expresión.
La Recuperación
Para Milenio
Esteban Garaiz
12 de mayo 2020
Esta inevitable contracción de prácticamente todas las
economías del planeta, a consecuencia de las medidas necesarias para hacer
frente a la pandemia; y también la predecible recuperación, y recomposición, de
las diferentes cadenas productivas en el corto y mediano plazo, puede
paradójicamente tener un saludable efecto de poda. Que ya tiene a la vista
algunas de sus facetas más predecibles, sin necesidad de ser augur superdotado.
Dos de ellas, indudablemente, tendrán que ser: la
revaloración del factor trabajo en el conjunto del proceso productivo, y en
especial en las llamadas economías intermedias (incluida la mexicana).
La otra, igualmente a la vista, tendrá que ser el poner en su
debido lugar y dimensión a la especulación financiera y sus absurdos altibajos
sin ninguna fundamentación en la economía real: la que resuelve las necesidades
materiales de los seres humanos.
La racionalidad económica indica (no la perversa volatilidad
de las maniobras financieras en monedas que perdieron una gran parte de su
fundamento real; y que quieren seguir controlando el flujo económico global a
través de “sanciones” para las que no tienen atribución ni ética, ni política,
ni racionalidad económica) que cada economía regional o nacional crezca,
produzca y aporte según sus ventajas comparativas.
Es decir: no sólo según las riquezas y elementos naturales de
que esté dotada, sino también según el desarrollo que actualmente tenga como
grupo humano, con su capacitación general de la fuerza laboral y,
específicamente: de los cuadros técnicos y de investigación científica.
Algo de esto se vislumbró, por ejemplo, con el modo y
elementos de cada sociedad para hacer frente a la catástrofe colectiva; y el
modo de reaccionar de cada instancia: si prohibiendo y “sancionando” a otros; o
con solidaridad universal.
No estará de más recordar los resultados de la famosa prueba
PISA, promovida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico: OCDE (aunque obsesivamente quiera reducir la educación de las nuevas
generaciones a la sola capacitación productiva).
En nota de diciembre pasado mencionamos que en una escala de
19 países, los escolares de China habían obtenido en matemáticas 591 puntos; en
el lugar 18 quedaron los Estados Unidos con 478 puntos.
Este joven escribidor recuerda con nostalgia aquellos lejanos
tiempos en la selva del Sureste, cuando hasta la más humilde y recóndita de las
chozas tenia escrita la clave y número de la benemérita Comisión Nacional de
Erradicación del Paludismo: que efectivamente logró así erradicar con la
fumigación aquella plaga que destrozaba las vidas humanas.
Toda proporción guardada, lo mismo se trabajó y se logró con
la alfabetización, la electrificación rural (con aquella benemérita CFE), la
escolaridad, la capacitación laboral, los caminos rurales y la reducción de la
mortalidad infantil (que todavía hoy tiene índices vergonzosos en zonas rurales
y suburbanas).
Esa capitalización humana, que es la esencia de la economía,
no entra en los números del PIB. Tiene que revivir. La Bolsa puede seguir con
altibajos ruleteros; y las calificaciones crediticias.
Gasolina mexicana
Para Milenio Jalisco
Esteban Garaiz
05 de mayo 2020
Pemex no tiene por qué tener “plan de negocios”,
sencillamente porque no es una empresa constituida para generar negocios y
utilidades.
Todo el silogismo falla y se derrumba cuando la premisa mayor
es falsa.
Un análisis nimio de una analista y vocera regional de una de
las autonombradas calificadoras crediticias de deuda soberana (¿quién las
nombró?) parte sistemáticamente de tratar a Pemex como una empresa
obligatoriamente redituable a sus accionistas. Lógica ilógica.
En efecto: la única y primordial razón de ser de toda empresa
privada es la de generar utilidades a sus dueños. Si no, entonces no tiene
razón de ser. No es negocio; no es empresa. Desaparece.
No es ese el caso de Pemex. Desde su concepción en 1934,
antes incluso de la Expropiación Petrolera, Pemex fue concebida (en el marco
constitucional) como la “palanca del desarrollo nacional”.
Habría de ser el gran mecanismo económico encargado de
desarrollar la más importante ventaja comparativa con la que está dotada la
Nación mexicana: los hidrocarburos, en beneficio de todos los mexicanos. No
para garantizar la seguridad energética de otros.
Desarrollo económico no sólo entendido para la transformación
industrial (combustibles, fertilizantes, petroquímicos) sino también para
impulsar el crecimiento en comercio, movilidad, servicios y en la agricultura
nacional.
Los hidrocarburos, al igual que los carbones, no son más que
energía solar fosilizada, acumulada por millones de años. Somos una nación
asoleada y también con energía solar fosilizada.
Lo que extraemos del subsuelo nacional, que es nuestra gran
ventaja comparativa como nación, no es renovable. Debe haber una prudente y
programada extracción porque se acaba. No es para malbaratar lo que pronto nos
va a hacer falta.
Es importante que, como ciudadanos que debemos decidir sobre
lo importante para nuestra generación y para las futuras, tengamos presente que
nuestros hidrocarburos, no sólo nos han servido para garantizar la movilidad
nacional, o sea: comercio y servicios; seguirán utilizándose necesariamente
durante los próximos 10 ó 20 años, en tanto las nuevas energías limpias van
sustituyendo gradualmente el parque vehicular a base de combustibles.
Además, han sido (y seguirán siendo) insumo básico de
fertilizantes nitrogenados (cuasiorgánicos) para los productores graneros y, de
ese modo, se subsidie, con su esfuerzo, la producción de subsistencias
populares.
Pero también son materia prima, limpia, de toda clase de
enseres para la vida normal de las familias: desde medicamentos (cuasiorgánicos),
fibras, lentes, pinturas, platos, cubetas, bolsas y plásticos, revestimientos
vehiculares, calzado y muchos usos más.
El hecho de que, contra la voluntad mayoritaria y con toda
clase de retorcimientos legales, desde 2013 se permita la inversión privada en
exploración y extracción petrolera, no cambia en esencia la vocación histórica
de Pemex.
Este pasado mes de marzo, según datos de la Comisión Nacional
de Hidrocarburos, Pemex extrajo 1 millón 697 mil barriles de crudo. Las
empresas privadas aportaron el 3 por ciento, es decir: 50 mil barriles.
Un millón 681 mil barriles
Para Milenio
Esteban Garaiz
28 de abril 2020
Lo mejor que le pudo haber
ocurrido a México es verse presionado multilateralmente por la OPEP (o sea: la
Organización de Países Exportadores de Petróleo, más otros también exportadores
aliados en el intento de mantener alto y costeable el precio internacional de
los hidrocarburos, como es el caso de México).
En cuanto a la “generosa”
negociación de Donald Trump para asumir parte de la rebaja propuesta
originalmente a México: algo tiene que ver con las reservas de crudo acumuladas
en Cushing, Oklahoma por Estados Unidos, que ya rebasaron las condiciones de
almacenaje.
Cualquiera que haya sido su
personal intención, a México y a la propia OPEP les resultó una propuesta
conveniente y aceptada.
Verse presionado a reducir un
tanto la producción-exportación de crudo, y así reorientar parte de lo extraído
(que no se repone) hacia su transformación industrial propia. No sólo para
producir gasolinas y combustibles y así garantizar la movilidad estratégica
nacional, al menos previsiblemente en los próximos 10 años; y a precios
estables.
También, razonablemente,
conviene para reponer la petroquímica básica, que esos canallas dejaron
derrumbar; y así contar con insumos propios para la industria de fertilizantes
(que ahora importamos absurdamente, en detrimento de nuestros campesinos y de
las subsistencias populares a precio razonable).
Igualmente, en los millares de
derivados de esos hidrocarburos en la mediana industria nacional, a partir de
esa preciosa ventaja comparativa de nuestra tierra: medicamentos, fibras,
envases, plásticos, pinturas, manteles, calzado, lentes, y tantos miles de
útiles más, hasta pantallas de celulares y computadoras.
Todo ello con este recurso de
nuestra tierra, en el que somos privilegiados; y que se malbarató durante
decenios porque ya “íbamos administrar la abundancia”, en vez de transformarlo
aquí con nuestro esfuerzo para una mejor vida de nuestra población.
Ese es, en resumen, el tema
central: con OPEP o sin OPEP, con Trump o sin Trump, México debe transformar
los recursos naturales de sus tierras y aguas patrimoniales, de los que está
dotada de manera privilegiada para transformar con su esfuerzo y en beneficio
de su gente.
Parte señera de esa
reconstrucción debe estar orientada a la rehabilitación del Instituto Mexicano
del Petróleo. Llena de orgullo y al mismo tiempo de rabia y de vergüenza, el
saber que valiosos técnicos y científicos mexicanos, egresados o que formaron
parte de la planta del IMP, hoy se encuentran trabajando profesionalmente en
Siberia o en los Emiratos Árabes, el Mar del Norte y otras latitudes.
Porque ocurre también que
Pemex paga derechos (regalías) al presupuesto federal por esos barriles de
propiedad nacional que extrae. Es la petrolera que más derechos paga por cada
barril extraído.
La baja en la extracción
desequilibra las finanzas del gobierno federal (a pesar de las previsoras
coberturas sobre los derechos federales). Pero ahorra conservando recursos de
nuestro patrimonio natural.
P. D. El derrumbe estrepitoso
del precio internacional por la voracidad especulativa, confirma la urgencia de
volver a la autonomía energética. Ahora es cuando.
El rescate económico más importante de la historia
Para Milenio
Esteban Garaiz
14 de abril 2020
La más importante experiencia de
rescate económico en la historia del mundo (desde los tiempos de las vacas
flacas en Egipto hace 3500 años) ha sido el New Deal, encabezado por Franklin
D. Roosevelt en 1933, a partir de la Gran Depresión de 1929, durante la
presidencia de Herbert Hoover.
La gran oligarquía norteamericana
quiere que se olvide este negro episodio de la voracidad empresarial, porque
marca el éxito de la eficaz rectoría del Estado.
En 1932 Franklin Roosevelt fue
electo presidente de los Estados Unidos de América, en el peor momento de su
historia. (El único presidente en ese país, electo por 4 períodos: 1932, 1936,
1940 y 1944). En ese 1932, la acumulación de capitales y la pobreza y
desigualdad habían llegado a extremos tales que se hundió la economía nacional
por falta de compradores, por falta de mercado.
La Gran Depresión: 15 millones de
trabajadores en paro; los bancos en quiebra; manifestaciones masivas,
pacíficas, de los veteranos del Bonus Army, reprimidos por el gobierno. Todo eso
en el centro mundial del capitalismo.
Cuenta William Manchester en Gloria
y Ensueño (The Glory and the Dream): “Aquel año cerca de dos millones de
estadounidenses, aparceros expulsados de las tierras, propietarios agricultores
que no podían pagar las hipotecas y abandonaban sus campos… En resumen: la
capacidad de compra del consumidor no seguía el fuerte ritmo de la producción
de bienes”.
Apenas llegó Franklin Roosevelt a
la presidencia implantó según las facultades extraordinarias que le fueran
atribuidas, el New Deal. Generando empleo productivo desde el gobierno y
dinamizando el ingreso familiar.
Ordenó la emisión inmediata de
millones de dólares en papel moneda, utilizando la cobertura de los activos
bancarios. Hizo saber que publicaría la lista de todos los que habían retirado
oro. Al abrir los bancos, se formaron largas colas y poco después se habían
recuperado 300 millones, suficientes para la cobertura. El comercio salió de su
atonía.
Inició su Plan de Cien Días; se
legalizó la cerveza. Se creó el Cuerpo Civil de Conservación CCC, dando trabajo
a millones de jóvenes de barrios pobres con uniforme verdinegro; plantaron 200
millones de árboles; y más de 30 mil proyectos: construcción de diques y
represas, oficinas de Correos, puentes, cárceles, aeropuertos, alcantarillas,
piscinas públicas, pistas de atletismo, campos de deporte, centrales
eléctricas, estaciones ferroviarias, nuevas carreteras, hospitales, nuevos
ayuntamientos, edificios de tribunales, servicios sanitarios, escuelas, redes
de abastecimiento de aguas, control de crecidas, zoológicos, alamedas.
El costo conjunto “no llegaba a
los 20 mil millones, la cuarta parte del presupuesto anual del Pentágono” con
Nixon (Manchester pp... 167-168). Así se salvó Estados Unidos.
Otros tiempos, otras latitudes; sólo lecciones sin imitación extralógica.
La Bolsa temblorosa y el taquero de la esquina
Para Milenio
Esteban Garaiz
07 de abril 2020
Desde que el primer homínido tomó una
piedra o un palo para golpear a su presa y así sobrevivir él y mantener a su
prole: ahí empezó la economía, ahí empezó el PIB, ahí empezó la civilización,
con el esfuerzo, con el trabajo, instrumento, sin capital, capitalizando.
El primer capital: la primera hacha prelabrada, el primer
fuego con chispa provocada, el primer refugio construido, vino del esfuerzo
humano, del trabajo, sin inversión financiera.
Cronológicamente, por elemental lógica: primero fue el
trabajo; de ahí derivó el capital. No al revés. Nos quieren hacer creer que sin
inversión (en pocas manos) no hay desarrollo. La lógica patas parriba.
El PIB, hoy por hoy, no mide la capitalización humana. No
tiene cifras. “Los números hablan” pero no tienen cifras. Se espantarían si las
tuvieran. El tema se ve como secundario: es un asunto: “social”, no económico.
Yo tengo otros datos.
Todos los días por tres meses las exploradoras nos han
machacado que el PIB mexicano perdió una milésima (una décima de punto porcentual)
en 2019: “la patria se hunde”. No midieron, porque no saben cómo, el avance en
el capital humano en ese mismo año. Que la capacitación mejora la
productividad. Porque no conciben que ahí está el motor de la economía: en el
productor.
Tampoco entienden que el móvil del crecimiento económico está
en la demanda efectiva: con capacidad de compra.
El taquero aparece donde hay tragones… con dinero para comer.
El taquero capitalizó (o se endeudó con alguien que le financió) el carrito, la
canasta y la producción del día; detrás está el trabajo de la taquera.
En este mundo matraca quizá hasta “rentó” la esquina al pie
del edificio de empleados tragones con los pesos para comer (en la calle: como
buenos mexicanos).
La pandemia está poniendo a las bolsas de valores a temblar.
El PIB, aquí y allá y acullá, va a tener sus fuertes altibajos. Al menos en los
números. Con talento público habrá empleos: acuérdense del New Deal de F.D.
Roosevelt 1933.
En 1960 circulaban en Europa 41 mil 800 millones de dólares en
billetes verdes: los eurodólares del Plan Marshall. En Fort Knox había respaldo
en oro por escasos 11 mil millones.
Eso después de que Milton Friedman en Bretton Woods, New
Hampshire, 1944 (todavía no concluía la Segunda Guerra Mundial) se había confrontado
al británico John Maynard Keynes, y logró imponer el acuerdo internacional de
que la moneda de intercambio global fuera el dólar, garantizando que en la
Reserva de Fort Knox se mantendría el respaldo en oro: a razón de 35 dólares
por cada onza troy del metal.
Los países de Europa Occidental, con un enorme esfuerzo de
reconstrucción (y con los billetes prestados) se habían recuperado rápidamente;
a punto de que los alemanes necesitaban francos y los franceses requerían
marcos, no dólares.
El General Charles De Gaulle, presidente francés, requirió el
oro a cambio de los bilimbiques verdes que ya le sobraban; y Friedman se
resistía.
En 1971, ya muerto De Gaulle, Milton Friedman se pronunció
“urbi et orbi”: “El mundo debe saber que un dólar vale un dólar”.
Moraleja: todo a su tiempo; no parece necesario temblar por
las finanzas.
Los idus de marzo ll
En la nota del pasado martes mencionamos aquí que había en el mes de marzo dos fechas de inevitable recordación: el 18 la Expropiación Petrolera de 1938 y el 21 día de Benito Juárez y la generación de la Reforma.
En estos tiempos de coronavirus, el arresto domiciliario favorece el rebrote de la memoria histórica.
Habría que haber mencionado, de manera igualmente ineludible, el 8: Día Internacional de la Mujer Trabajadora, establecido a propuesta de Clara Zetkin en la Conferencia Socialista Internacional en Copenhague, Dinamarca, 1910.
Así se hizo en memoria de las más de 100 costureras que reclamaban mejores condiciones laborales y murieron encerradas bajo llave en un criminal incendio en Nueva York (y también varones).
Es ocasión de remarcar aquí que la injusta desigualdad de fondo, entonces y ahora, no es entre géneros.
La inequidad básica en México es de castas, no de géneros.
Conviene recordar que toda garantía individual, como el derecho humano a la libertad de creencias, impone al Estado, como lógica contraparte, la obligación de tutelar ese derecho.
En efecto, la Ley sobre la Libertad de Cultos, del 04 de diciembre de 1860, estableció: “Las leyes protegen el ejercicio del culto católico y de los demás que se establezcan en el país, como la expresión y efecto de la libertad religiosa, que, siendo un derecho natural del hombre, no tiene más limites que el derecho de terceros y las exigencias del orden público”.
Así pues, proteger el derecho de todos no puede entenderse, de ninguna manera como hostil y antirreligioso.
Definitivamente: el más sano desarrollo económico propio (sin muros) es el sustentado en los recursos naturales de los que está dotado un país: de la “ventaja comparativa”, como llamaron los clásicos de la economía. A simple vista: no resultaría muy razonable que Canadá o Finlandia se empeñaran en producir plátanos o papayas; la madera sí.
La vocación económica de México deriva, con naturalidad, de sus propios recursos naturales. Como es ya sabido, nuestro país está dotado, entre muchos otros recursos, de hidrocarburos.
Desde un principio fueron objeto de saqueo por la voracidad extranjera.
El asesinato de Francisco I. Madero fue tramado, como lo saben nuestros escolares, en la embajada de los Estados Unidos de América con el traidor Victoriano Huerta, para no pagar derechos petroleros.
De ahí que recordemos, y festejemos, el genio político de Lázaro Cárdenas de haber procedido en la coyuntura política del inicio de la Segunda Guerra Mundial, y de la presidencia del gran F.D. Roosevelt en los Estados Unidos, a rescatar el recurso de la Nación para el desarrollo de la Nación.
De todos son conocidas las escenas en blanco y negro de los niños aportando sus veintes de cobre sustraídos al cochinito y de las ancianas desprendiéndose hasta de sus anillos de matrimonio para contribuir a la indemnización.
Hoy Pemex, saliendo de terapia intensiva, podrá pronto garantizar la movilidad nacional sin los altibajos de los precios internacionales de la gasolina: refinada aquí, como desde 1940.
P.D. Empezó la primavera.
Los Idus de Marzo
Para
Milenio
Esteban
Garaiz
24 de
marzo 2020
Para
quienes aspiramos a que México algún día llegue a ser una nación próspera,
justa, igualitaria y fraterna hay dos fechas de marzo que no pueden pasar sin
conmemoración.
Ambas son
dos hitos en ese largo, accidentado, proceso histórico de desconquista: de liberarse gradualmente de las perversiones
sociales que el régimen colonial dejó en la estructura misma de la emergente
nación mexicana, y de las que no acabamos de desembarazarnos para sustentar la
verdadera república con sus valores esenciales de libertad, igualdad y
fraternidad.
Esas dos
fechas, como todos los que fueron escolares saben, son: la Expropiación
Petrolera el pasado día 18 y el Natalicio de Benito Juárez el 21.
La severa
contingencia global de la pandemia ha sobrepuesto, como es lógico, lo urgente
sobre ese pasado tan presente en nuestra convivencia nacional.
En efecto,
se trata de un asunto “grave y prioritario” para la humanidad entera, de la que
formamos parte; y requiere “respuesta global” porque, digan lo que digan los
apasionados, lo grave de nuestra realidad no es lo que se llevaron los
gachupines (que ahora se lo llevan las mineras canadienses en un mes).
Lo
verdaderamente grave para edificar la república es lo que dejaron; y lo que
dejaron es una sociedad terriblemente estratificada, explotadora, sustentada en
un orden agrario para- feudal y de servidumbre peonal.
Ese orden
agrario de latifundios, en manos de menos de uno por mil, duró 100 años más de
la ficticia república (incluso con dos intentos de imperio) a partir de la tramposa
Independencia de las Tres Garantías; Y costó más de un millón de muertos
campesinos para demolerlo.
Debe
decirse que ha habido incluso intentos, muy recientes, de querer promover ahora
a Agustín de Iturbide como el “segundo Padre de la Patria”. Sólo eso nos
faltaba.
Ya desde
finales del mismo virreinato, el aristócrata alemán Alexander von Humboldt,
asombrado por lo que observaba como
hombre ilustrado, dejó escrito en su Ensayo Político sobre el Reino de la Nueva
España, 1811, y citando al obispo de Michoacán: “Los Españoles componen la
décima parte de la masa total. Casi todas las propiedades y riquezas del reino
están en sus manos. Los indios y las castas cultivan la tierra. Sirven a la
gente acomodada, y sólo viven del trabajo de sus brazos”.
Continúa
diciendo: “De ello resulta entre los indios y los blancos esta oposición de
intereses, este odio recíproco que tan fácilmente nace entre los que lo poseen
todo y los que nada tienen. Pero en América son todavía más espantosos porque
no hay estado intermedio: es uno rico o miserable, noble o infame de derecho y
de hecho. Efectivamente los indios y las castas están en la mayor humillación”
(Edit Porrúa 1966).
Cita
Humboldt también en su Ensayo, que la Iglesia Católica como institución
integrante del poder civil colonial, poseía inmensas tierras “de manos muertas”
que llegaban a ser hasta el 40 por ciento de la superficie cultivable.
Fue
precisamente la generación de la Reforma, con Benito Juárez a la cabeza, la que
no sólo eliminó el carácter obligatorio de la religión católica “sin tolerancia
de ninguna otra”; sino que desmanteló el poder terrateniente de la iglesia.
.
Sanders y lo que quiere el 99 por ciento
Para Milenio
Esteban Garaiz
10 de marzo 2020
Ya se veía venir, porque no es lo que quiere una persona de tanta experiencia política; sino el 99 por ciento de la gente: la que se gana la vida con su trabajo honrado. No la que recibió una herencia privilegiada; o la que amasó fortuna con el trabajo de otros.
La sociedad de los Estados
Unidos de América es, por muchos motivos, una sociedad ejemplar y próspera. Su
gobierno, ciertamente, no se rige por los principios republicanos (de toda
república sana) de libertad, igualdad y fraternidad. El llamado Republican
Party tiene muy poco de los valores esenciales de la verdadera república.
Sus famosos “checks and
balances” son más bien como un móvil de cuarto infantil: equilibrios inestables
de ambiciones dispares que con cualquier soplo se tambalean. De ninguna manera
garantizan equidad para todos.
Los millones de personas de
origen afro, descendientes de quienes fueron esclavizados y explotados en los
campos de algodón (incluidos los de George Washington) tras ser arrancados con
violencia de sus aldeas, todavía no superan socialmente las secuelas de su
desarraigo. “We are all born equal”, pero unos son más iguales que otros.
Para no hablar de los 35
millones de “latinos”, llegados a trabajar de países de América, la nuestra; y
también de otras latitudes: en una sociedad que alardea (o alardeaba) de ser un
país de inmigrantes.
Ni los abuelos de Trump, ni
los de Sanders, nacieron en América. La pregunta es: el que tiene un empleo
legal, paga impuestos, trabaja honradamente y respeta las normas del país ¿por
qué es ilegal?
Los 175 años de prisión que
podrían asestarle a Julian Assange en nada sirven para desmentir las
atrocidades cometidas por efectivos militares: auténticos crímenes de lesa
humanidad en Afganistán e Irak y los chapuceros manejos diplomáticos del
Departamento de Estado, destapados por Wikileaks.
Las bases militares de los
Estados Unidos de América en más de 80 países del globo, incluida la de
Guantánamo en la Isla de Cuba, no necesitan de Wikileaks: ahí están a la vista
del mundo “en defensa de la democracia”, que, por lo visto, tiene alergia a la
transparencia.
No deja de ser alentador, por
todo esto, que en las entrañas del imperio haya hoy este terremoto genuinamente
democrático, aun cuando sea con las arcaicas formas de los votos indirectos,
donde alguien (como el caso de Donald Trump) puede ganar la presidencia de la
República teniendo una notoria minoría del voto ciudadano individual.
En este mismo espacio
citábamos al veterano Senador Bernie Sanders
en 2015: “nos enfrentamos a una
clase multimillonaria que ha comprado nuestro sistema político para
enriquecerse. Su avaricia está destruyendo a Estados Unidos. Este país nos
pertenece a todos y no sólo a unos cuantos”. Su propuesta: impuestos
progresivos, estudios universitarios sin deudas, atención médica para todos,
derechos laborales.
Ahora la AFP informa que “el
último sondeo de CBS News/ You Gov de votantes registrados, le dio una ventaja
de tres puntos sobre Trump a nivel nacional”.
Es importante caer en la cuenta
de que hay noticias fuera de México que también cambiarían la vida de Jalisco.
Los pueblos originarios del Sur de Jalisco
Para Milenio
Esteban Garaiz
03 de marzo 2020
No es sólo la deuda histórica insolvente. Es mucho peor: es
que el despojo continúa; es que el atropello sigue; es que el asesinato de
dirigentes defensores de su territorio y de bienes de la Nación es cosa de
todos los días.
Es que la Guardia Nacional no se da abasto, y todavía ni se
asoma por allí; es que quienes están a cargo oficial son cómplices, al menos
por grave omisión en su comodidad irresponsable de Autlán…y de Guadalajara, y
de la Ciudad de México.
Es que en ese silencio, que es complicidad, están incluso
jerarcas religiosos. Es que también está entre los saqueadores una de las tres
fortunas más grandes del mundo: la de Arcelor Mittal, la transnacional
siderúrgica más fuerte del planeta.
A Mittal: los canallas de los últimos 40 años le malvendieron
(casi le regalaron) la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas; la que había
sido visionariamente planeada y construida por la rectoría económica del Estado
mexicano para garantizar a la industria metal- mecánica privada mexicana, el
insumo libre de los vaivenes, no del libre mercado de la oferta y demanda, sino
al revés: libre de las presiones dominantes del gran oligopolio financiero
industrial, con sede ya saben dónde.
La que fue concebida como columna de la soberanía económica
de México (sin muros) al tú por tú y con comercio libre, se volteó para ser hoy
un eslabón más de dependencia al poder transnacional, que ya reta abiertamente
a la Organización de las Naciones Unidas.
Reiterando: ahí la Refundación ya acordada en el Congreso de
Jalisco, no sólo tiene una abultada deuda histórica con esos pueblos
jaliscienses originarios (despojados hasta de su idioma propio) sino que
primero hay que cortar la hemorragia.
Porque, además de la posesión comunal de tierras, bosques y
aguas, están los recursos del subsuelo de propiedad nacional. Están también los
destrozos, difícilmente reparables, de grandes espacios naturales en posesión
de las comunidades; y para su vida.
Están también los crímenes cometidos y amenazados, de los
defensores de su pueblo.
Por todo esto, la Refundación tiene al frente una delicada
tarea que debe ser concertada con la competencia federal; y en la que hay
inocultables responsabilidades estatales, que hay que tomar por los cuernos.
Nada nuevo bajo el sol: el próximo 5 de abril se conmemora el
centenario de 13 indígenas asesinados en el río Marabasco por caciques de
Mamey, Colima.
El tema central: el Consorcio Minero Benito Juárez – Peña
Colorada S.A., establecido por la rectoría económica del Estado en 1967, y
privatizado por Carlos Salinas a la
italoargentina Ternium y a Mittal, es hoy, en esas manos, la causa directa de
toda clase de atropellos a los habitantes de esos pueblos y a su entorno.
La Recomendación 122/95 de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos sigue pendiente.
También ahí la Refundación urge. El Consejo Autónomo de
Autoridades Nahuas Tenamaxtla de Ayotitlán (CAANTA) y la Red Jalisciense de
DH esperan justicia.
La clara definición de los límites del Estado es parte
esencial de la Refundación; en esa zona resulta urgente hacerla efectiva con presencia
de seguridad pública.
Deudas sociales y refundación
Para Milenio
Esteban Garaiz
25 de febrero 2020
Cada una de las grandes deudas sociales que arrastra Jalisco debe enfrentarse con su proyecto específico en esta Refundación, ya formalmente decidida y programada en el Congreso del Estado a través de la Ley Reglamentaria del Artículo 117 bis, que convoca al Constituyente.
En este largo proceso de desconquista (que tuvo en
Guadalajara su primer paso en 1810 con la abolición de la esclavitud por Miguel
Hidalgo) para; construir sobre ella la república; y que es un proceso que sigue
inconcluso. Es más: al que todavía le falta mucho para ser una genuina
república.
Y sí: cinco son, al menos, las grandes deudas sociales que
todavía pesan sobre nuestra insolvencia.
Jalisco no es Groenlandia para que la compre Donald Trump. La
Refundación de Jalisco no parte de la nada. Tiene un marco con criterios de
referencia, a partir del cual hay que refundar:
1-
Habrá
que hacerlo en el marco del Pacto Federal de 1917 (como la actual Constitución
de Jalisco;
2-
Reafirmará
todos los derechos para todos;
3-
Reconocer
el hecho histórico básico de los pueblos originarios, y, sobre ello, saldar la
deuda social con ellos;
4-
La
rectoría económica y la propiedad originaria de la Nación sobre los recursos
naturales;
5-
Tutela
de los derechos religiosos de todas las personas;
6-
Tutela
de los derechos laborales de quienes construyen el futuro de Jalisco con su
esfuerzo personal;
7-
Recaudar
todo lo necesario y con criterio progresivo, para atender todos los derechos de
todos. De ahí partimos.
Ahora bien, las grandes deudas sociales que todavía quedan
pendientes en este largo proceso de desconquista son, al menos:
1-
La
radical y profunda transformación del Poder Judicial del Estado, que por más de
40 años siguen violando abiertamente la actual Constitución que, en su artículo
52 establece rotundamente el derecho de todos a que se dicte sentencia “en sus
plazos”;
2-
El
imperdonable índice de mortalidad infantil, triple del de Cuba, y criminal por
omiso;
3-
La
anticonstitucional cerrazón en la matrícula universitaria, alegando falazmente
falta de preparación de quienes presentan certificado de preparatoria y
cuentan con derecho indiscutible; el cupo es una trampa.
4-
La
ya mencionada deuda histórica del Estado de Jalisco con los pueblos
originarios, anteriores incluso a la formación de la Nueva Galicia: para que
ellos obtengan su plena capacidad de autogobierno local propio, sin dependencia
alguna de los municipios mestizos (que en poco o nada han contribuido a su
bienestar) y sustentada en sus títulos primordiales y ratificada por la
autoridad agraria federal; lo cual supone la dotación de todos los elementos
materiales para que puedan iniciar su desempeño, y la vinculación vial con la
capital del Estado.
5-
La
imperdonable contaminación de la cuenca.
Prudente será dejar a los conocedores jurídicos las sutilezas
institucionales de la mencionada Ley Reglamentaria, a partir del hecho ya
iniciado en el Congreso del Estado, para la integración y desempeño del
Constituyente.
El reclamo ciudadano debe estar presente en los grandes pasos
a dar en la desconquista.
P.D. La situación de los indígenas del Sur de Jalisco merece
pronta consideración.
El enfoque social de los ejecutivos de las finanzas
Para Milenio Jalisco
Esteban Garaiz
18 de febrero 2020 Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Alemania, Francia, Nueva Zelanda: ésos son países gobernados con enfoque social. No son comunistas. No son capitalistas. Son prosperas economías de mercado. Cobran impuestos progresivos, y fuertes a los que más acumulan.
No están en otro planeta. Se pueden estudiar. Se puede
aprender de ellos. Lo que no significa imitación irreflexiva.
Noruega, por ejemplo. Es un país petrolero igual que México.
En Noruega la explotación petrolera es exclusiva de la empresa pública de
propiedad nacional. Statoil (la Pemex noruega) es, como su nombre lo indica, de
propiedad estatal del petróleo.
Statoil tiene, por razones técnicas climáticas, un costo de
producción por barril cuatro veces más alto que el de Pemex: no es lo mismo
extraer petróleo en las procelosas y frías aguas del Mar del Norte que en las
tranquilas aguas someras del Golfo de México.
Hace más de un año, la autoridad petrolera de Noruega hizo
saber al mundo que su fondo social, propiedad y en beneficio del pueblo noruego,
había alcanzado y rebasado la cantidad de un millón de millones (o sea: un
billón) de dólares.
Aquí, en México, Pemex tiene la décima parte: cien mil
millones de dólares. Pero de deuda. O sea que Pemex debe tanto como lo que
posee en activos arriba de superficie (sin contar el hidrocarburo bajo
superficie, que es de la Nación) Pemex está técnicamente quebrada; y ahora en
terapia intensiva. Así la dejaron los canallas.
La diferencia es muy sencilla (de explicar). Como nos acaba
de recordar un mexicano que fue aquí servidor público y que hoy es directivo de
la OCDE, los países de esa Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (que es como un club de 20 ricos y México de colado) recaudan en
promedio 34 por ciento de su producto nacional bruto, mientras que en México el
Estado recauda 16 por ciento.
También nos lo ha recordado Raquel Buenrostro Sánchez, jefa
del Servicio de Administración Tributaria (SAT). Ahora bien: ninguno de los dos
menciona que de ese 16 por ciento que ingresa a las arcas nacionales, sólo el
12 por ciento es estrictamente tributario; dado que el otro 4 por ciento sobre
PIB es, en realidad ingreso por aprovechamientos petroleros. Es decir: es
acabarse el patrimonio físico de la Nación, que se va acabando. Así ha sido por
40 años.
Lo que sí queda claro es que ese 16 por ciento no le alcanza
al Estado mexicano para cumplir con todas las obligaciones constitucionales que
corresponden cabalmente (esto es importante dejarlo claro) a los derechos
humanos de todos los mexicanos.
Nada más y nada menos: todos los derechos de todos los
mexicanos: son todas las obligaciones del Estado mexicano.
Como todos los contadores saben, la regla de oro en las
cuentas es que ingresos y egresos coincidan. El asunto central, que es
ideológico, es dónde ajustamos. Una de dos: o ejercemos el presupuesto para
cumplir los derechos humanos sólo hasta donde alcance lo recaudado; o
recaudamos hasta donde sea necesario para cumplir cabalmente con todos los
derechos.
Ahí está el enfoque social.
Pueblos Comunitarios y aguas
Para Milenio
Esteban Garaiz
11 de febrero 2020
En el marco de la Refundación, el gobierno de Jalisco (o, en su caso: el federal) podría tomar las previsiones necesarias para proporcionar a las cabeceras de los nuevos municipios comunitarios, con demarcación establecida a partir de los títulos agrarios comunales (y ajustada por las querencias de las localidades o rancherías aledañas) los medios materiales para su desempeño inicial:
a-
La
casa municipal;
b-
La
oficina de registro civil;
c-
La
comisaría de policía;
d-
El
centro de salud y el estacionamiento de la ambulancia;
e-
Los
internados masculino y femenino;
f-
La
residencia del médico, la enfermera, los maestros foráneos y las mejoradoras
del hogar rural;
g-
El
control del sistema de agua y alcantarillado;
h-
y el alumbrado público;
i-
El
centro de radio comunicación.
Igualmente habría que ajustar el trazo desde dichas cabeceras
de caminos hacia el sur, transitables en todo tiempo del año, que converjan en
Bolaños y de ahí (en acuerdo con Zacatecas) hacia Florencia de Juárez y El
Teul; y de ahí hacia la capital estatal de Jalisco.
De ese modo, podrá abatirse el imperdonable índice de
mortalidad infantil de la comarca (que además incide en el registro promedio
del índice vergonzoso del Estado de Jalisco).
Muy conveniente resultaría, para ello, que la autoridad
estableciera contacto con la Escuela Vasco de Quiroga de Mejoradoras del Hogar
Rural, con el propósito de contratar egresadas de dicha institución, con
reconocimiento oficial para expedir títulos de carrera técnica, y destinarlas a
las nuevas cabeceras municipales; y, viceversa, para becar en dicha institución
a jóvenes de las comunidades originarias, para continuar con esa fecunda labor
orientada a las mujeres de la población.
Dicha escuela: Vasco de Quiroga, es heredera directa de la
Escuela La Labor de Mejoradoras del Hogar Rural, establecida en Apaseo el
Grande, Guanajuato, que jugó un importante papel en el desarrollo social de los
nuevos poblados de la Chontalpa, en Tabasco, por los años de 1970, una vez
saneados los pantanos con la construcción de la presa de Malpaso (13 mil
millones de metros cúbicos de agua retenidos).
Avances en la puericultura, la nutrición y las actividades productivas
de traspatio con las nuevas pobladoras.
Parte inevitable de la Refundación de Jalisco será también la
añeja Macrorrecomendación sobre TODA la Cuenca del Río Santiago. Criminalmente
añeja por omisa. En este caso la deuda histórica es con toda la población de
Jalisco; y de la cuenca entera. Cuyo epicentro no está en El Salto de
Juanacatlán, sino en las riberas del Río Zula; y también de la propia Laguna de
Chapala; incluye también el salvamento del pueblito risueño de Temacapulín.
De ella habrá que hablar: más adelante.
Esta modesta columna, con más de 13 años de gozar de este
generoso espacio de expresión, no es fiscalía. Es simplemente un marco de
soberanía ciudadana. De ninguna manera pretende “atacar” a nadie con nombre y
apellido. Sí es un reclamo persistente a más de 40 años de mal gobierno y al
saqueo sistemático del patrimonio popular: el que aportamos entre todos. Hay
que acabar con esos 40 años de complicidad asesina con las empresas
envenenadoras.
Azqueltán: están advertidas las autoridades
Para Milenio Jalisco
Esteban Garaiz
04 de febrero 2020
Todas las autoridades del mundo tienen claro que las disputas relacionadas con la posesión de la tierra derivan casi siempre en conflictos mortales. Si no lo tienen claro: es que no están aptas para ser autoridades.
En San Lorenzo Azqueltán, territorio originario del norte de Jalisco, en
la demarcación municipal de Villa Guerrero, se está gestando un conflicto
agrario: serio por definición, como todos los conflictos agrarios. Están
advertidas: tanto las autoridades agrarias, como las estatales.
México nunca podrá olvidar que el rescate, hace 100 años, de las tierras
del despojo colonial costó más de un millón de vidas humanas: de campesinos.
Desde febrero de 2015 está interpuesto un reclamo ante el Tribunal
Unitario Agrario del Distrito 16 de Guadalajara por un total de 38 mil 240
hectáreas, basado en un título virreinal.
El titulo originario anterior a la existencia del Estado Libre y
Soberano de Jalisco, ampara 94 mil 400 hectáreas, que corresponden a tierras
ocupadas por las comunidades tepehuana y huichola.
No es el único conflicto agrario sin resolver en esa apartada zona,
tanto en la demarcación estatal nayarita, como en la jalisciense.
Según narra el reconocido Juan Carlos G. Partida, “el ex comisariado de
bienes comunales Jesús Manuel Aguilar Hernández fue atacado a balazos por
sujetos al servicio del presunto cacique Ernesto Flores Sánchez, (apodado) “La
Polla”. Las balas no son presuntas; fueron reales.
Ahora tepehuanos y birráricas emprenden acciones legales en el orden
agrario, por la vía pacífica, jurídica.
En noviembre de 2019, Noé Aguilar Rojas, Ricardo de la Cruz González y
Rafael Reyes Márquez, quedaron al borde de la muerte al ser atacados a balazos
por criminales; los agresores eran, miembros de la familia Flores Sánchez, según
declararon los agredidos.
La autoridad tiene ahora la palabra y la decisión. Ellos, los indígenas
titulados, cuentan ya con los auspicios ceremoniales del maracame Margarito
Carrillo de la Cruz.
No cabe duda que, si alguna refundación resulta urgente en Jalisco, es la
de saldar la deuda histórica que el Estado carga respecto de los pueblos
originarios que en él sobreviven, empezando por la restitución posible de sus
tierras, reconocidas y tituladas por el régimen colonial.
Si en el marco del Constituyente propuesto en la Ley Reglamentaria del
Artículo 117 bis, de 27 de diciembre de 2019 se decide erigir ayuntamientos
comunitarios de usos y costumbres, refundados sobre los títulos agrarios
vigentes, entonces será necesario hacer los ajustes previos en los límites de
cada uno, para eliminar cualquier conflicto entre ellos, o con los demás
posesionarios legales, que llegara a ocasionar episodios sangrientos. También
garantizar la presencia proporcional de la fuerza pública, que disuada a
quienes pretendan violentar por la vía criminal.
Así, no sólo se contribuirá a la convivencia pacífica y fraterna, sino
que sentaría bases confiables, para la construcción física de los servicios
públicos y de las necesarias vialidades.
La convivencia fraterna entre todos los pobladores de la entidad dejará
atrás, superada, cualquier deuda histórica.
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