martes, 19 de mayo de 2020

El General Gaytán


Para Milenio
Esteban Garaiz
12 de noviembre de 2019

El General Carlos Demetrio Gaytán Ochoa es un ciudadano mexicano de pleno derecho. Como mexicano y como ciudadano es acreedor a todos los derechos humanos y prerrogativas ciudadanas sin restricción alguna.
Derechos y prerrogativas que además están consagradas en la Constitución Mexicana de 1917: el Pacto Nacional centenario. Naturalmente incluida la libertad de expresión.
Reconocible es que el ciudadano Gaytán manifieste su lealtad al pueblo de México: “¡Sí, para con el pueblo de México!” como enfatizó en su discurso en el desayuno con los integrantes de un club militar en las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional el pasado 22 de octubre, en presencia del General Secretario Luis Crescencio Sandoval.
En tanto que el General Gaytán porte el uniforme militar con las insignias que acreditan su alto rango, no puede, en ninguna circunstancia, olvidar que la lealtad primaria a que está profesionalmente obligado es con el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de la Nación, es decir: con el Titular Único del Poder Ejecutivo Federal, con el que está vinculado por línea de mando vertical.
Como ciudadano mexicano, Carlos Gaytán estaría en su derecho de reclamar cualquier violación al marco constitucional o al orden jurídico por parte del Poder Ejecutivo Federal. No es el caso.
Su investidura no le autoriza, por ningún concepto, a deliberar sobre la conducción de la Nación en los términos constitucionales.
Es una infracción severa que un militar en función, uniformado, pronuncie que: “es también una verdad inocultable que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, por decirlo con suavidad”.
Más grave debe considerarse que el General Gaytán afirme que eso “nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa”. Ninguna decisión legal de su Comandante puede ofenderle. Ni tiene que convencer a todos.
Además de ser erróneo constitucionalmente. De manera constante y plenamente activos están los contrapesos de ley: tanto en las Cámaras del Congreso Federal, como en el Poder Judicial, en la propia Auditoría Superior de la Federación y, por supuesto, en los medios de comunicación (algunos de los cuales no entienden que también el Presidente tiene libertad de expresión).
Gaytán debería tener claro que la drogadicción es un problema de salud pública; no es un problema seguridad nacional. Los tabacotraficantes no son un problema de seguridad nacional, por más que el tabaquismo ocasione a la salud pública más daño y muertes que la drogadicción.
Desde hace 13 años el Ejército Mexicano, por orden de su Comandante, descuidó las fronteras nacionales; por ellas ingresaron al país ilegalmente millones de armas de alto poder, como los fusiles Barrett.
Con el Ejército involucrado en la lucha contra el narcotráfico, y específicamente en la detención de capos, la Nación tiene el mayor número de muertes violentas que nunca en su historia: más de 276 mil. Los muertos por drogas ilegales en 12 años suman 5,545, según INEGI.


Entrevista sobre la política energética actual, en México.

Entrevista, que me hacen los periodistas Rubén Martín y Jesús Estrada, sobre la política energética en el actual gobierno.  https://mx.ivoox...