Para Milenio
Esteban Garaiz
25 de febrero 2020
Cada una de las grandes deudas sociales que arrastra Jalisco debe enfrentarse con su proyecto específico en esta Refundación, ya formalmente decidida y programada en el Congreso del Estado a través de la Ley Reglamentaria del Artículo 117 bis, que convoca al Constituyente.
En este largo proceso de desconquista (que tuvo en
Guadalajara su primer paso en 1810 con la abolición de la esclavitud por Miguel
Hidalgo) para; construir sobre ella la república; y que es un proceso que sigue
inconcluso. Es más: al que todavía le falta mucho para ser una genuina
república.
Y sí: cinco son, al menos, las grandes deudas sociales que
todavía pesan sobre nuestra insolvencia.
Jalisco no es Groenlandia para que la compre Donald Trump. La
Refundación de Jalisco no parte de la nada. Tiene un marco con criterios de
referencia, a partir del cual hay que refundar:
1-
Habrá
que hacerlo en el marco del Pacto Federal de 1917 (como la actual Constitución
de Jalisco;
2-
Reafirmará
todos los derechos para todos;
3-
Reconocer
el hecho histórico básico de los pueblos originarios, y, sobre ello, saldar la
deuda social con ellos;
4-
La
rectoría económica y la propiedad originaria de la Nación sobre los recursos
naturales;
5-
Tutela
de los derechos religiosos de todas las personas;
6-
Tutela
de los derechos laborales de quienes construyen el futuro de Jalisco con su
esfuerzo personal;
7-
Recaudar
todo lo necesario y con criterio progresivo, para atender todos los derechos de
todos. De ahí partimos.
Ahora bien, las grandes deudas sociales que todavía quedan
pendientes en este largo proceso de desconquista son, al menos:
1-
La
radical y profunda transformación del Poder Judicial del Estado, que por más de
40 años siguen violando abiertamente la actual Constitución que, en su artículo
52 establece rotundamente el derecho de todos a que se dicte sentencia “en sus
plazos”;
2-
El
imperdonable índice de mortalidad infantil, triple del de Cuba, y criminal por
omiso;
3-
La
anticonstitucional cerrazón en la matrícula universitaria, alegando falazmente
falta de preparación de quienes presentan certificado de preparatoria y
cuentan con derecho indiscutible; el cupo es una trampa.
4-
La
ya mencionada deuda histórica del Estado de Jalisco con los pueblos
originarios, anteriores incluso a la formación de la Nueva Galicia: para que
ellos obtengan su plena capacidad de autogobierno local propio, sin dependencia
alguna de los municipios mestizos (que en poco o nada han contribuido a su
bienestar) y sustentada en sus títulos primordiales y ratificada por la
autoridad agraria federal; lo cual supone la dotación de todos los elementos
materiales para que puedan iniciar su desempeño, y la vinculación vial con la
capital del Estado.
5-
La
imperdonable contaminación de la cuenca.
Prudente será dejar a los conocedores jurídicos las sutilezas
institucionales de la mencionada Ley Reglamentaria, a partir del hecho ya
iniciado en el Congreso del Estado, para la integración y desempeño del
Constituyente.
El reclamo ciudadano debe estar presente en los grandes pasos
a dar en la desconquista.
P.D. La situación de los indígenas del Sur de Jalisco merece
pronta consideración.