Para Milenio
Esteban Garaiz
10 de marzo 2020
Ya se veía venir, porque no es lo que quiere una persona de tanta experiencia política; sino el 99 por ciento de la gente: la que se gana la vida con su trabajo honrado. No la que recibió una herencia privilegiada; o la que amasó fortuna con el trabajo de otros.
La sociedad de los Estados
Unidos de América es, por muchos motivos, una sociedad ejemplar y próspera. Su
gobierno, ciertamente, no se rige por los principios republicanos (de toda
república sana) de libertad, igualdad y fraternidad. El llamado Republican
Party tiene muy poco de los valores esenciales de la verdadera república.
Sus famosos “checks and
balances” son más bien como un móvil de cuarto infantil: equilibrios inestables
de ambiciones dispares que con cualquier soplo se tambalean. De ninguna manera
garantizan equidad para todos.
Los millones de personas de
origen afro, descendientes de quienes fueron esclavizados y explotados en los
campos de algodón (incluidos los de George Washington) tras ser arrancados con
violencia de sus aldeas, todavía no superan socialmente las secuelas de su
desarraigo. “We are all born equal”, pero unos son más iguales que otros.
Para no hablar de los 35
millones de “latinos”, llegados a trabajar de países de América, la nuestra; y
también de otras latitudes: en una sociedad que alardea (o alardeaba) de ser un
país de inmigrantes.
Ni los abuelos de Trump, ni
los de Sanders, nacieron en América. La pregunta es: el que tiene un empleo
legal, paga impuestos, trabaja honradamente y respeta las normas del país ¿por
qué es ilegal?
Los 175 años de prisión que
podrían asestarle a Julian Assange en nada sirven para desmentir las
atrocidades cometidas por efectivos militares: auténticos crímenes de lesa
humanidad en Afganistán e Irak y los chapuceros manejos diplomáticos del
Departamento de Estado, destapados por Wikileaks.
Las bases militares de los
Estados Unidos de América en más de 80 países del globo, incluida la de
Guantánamo en la Isla de Cuba, no necesitan de Wikileaks: ahí están a la vista
del mundo “en defensa de la democracia”, que, por lo visto, tiene alergia a la
transparencia.
No deja de ser alentador, por
todo esto, que en las entrañas del imperio haya hoy este terremoto genuinamente
democrático, aun cuando sea con las arcaicas formas de los votos indirectos,
donde alguien (como el caso de Donald Trump) puede ganar la presidencia de la
República teniendo una notoria minoría del voto ciudadano individual.
En este mismo espacio
citábamos al veterano Senador Bernie Sanders
en 2015: “nos enfrentamos a una
clase multimillonaria que ha comprado nuestro sistema político para
enriquecerse. Su avaricia está destruyendo a Estados Unidos. Este país nos
pertenece a todos y no sólo a unos cuantos”. Su propuesta: impuestos
progresivos, estudios universitarios sin deudas, atención médica para todos,
derechos laborales.
Ahora la AFP informa que “el
último sondeo de CBS News/ You Gov de votantes registrados, le dio una ventaja
de tres puntos sobre Trump a nivel nacional”.
Es importante caer en la cuenta
de que hay noticias fuera de México que también cambiarían la vida de Jalisco.