martes, 19 de mayo de 2020

Gasolina mexicana


Para Milenio Jalisco

Esteban Garaiz

05 de mayo 2020

Pemex no tiene por qué tener “plan de negocios”, sencillamente porque no es una empresa constituida para generar negocios y utilidades.

Todo el silogismo falla y se derrumba cuando la premisa mayor es falsa.

Un análisis nimio de una analista y vocera regional de una de las autonombradas calificadoras crediticias de deuda soberana (¿quién las nombró?) parte sistemáticamente de tratar a Pemex como una empresa obligatoriamente redituable a sus accionistas. Lógica ilógica.

En efecto: la única y primordial razón de ser de toda empresa privada es la de generar utilidades a sus dueños. Si no, entonces no tiene razón de ser. No es negocio; no es empresa. Desaparece.

No es ese el caso de Pemex. Desde su concepción en 1934, antes incluso de la Expropiación Petrolera, Pemex fue concebida (en el marco constitucional) como la “palanca del desarrollo nacional”.

Habría de ser el gran mecanismo económico encargado de desarrollar la más importante ventaja comparativa con la que está dotada la Nación mexicana: los hidrocarburos, en beneficio de todos los mexicanos. No para garantizar la seguridad energética de otros.

Desarrollo económico no sólo entendido para la transformación industrial (combustibles, fertilizantes, petroquímicos) sino también para impulsar el crecimiento en comercio, movilidad, servicios y en la agricultura nacional.

Los hidrocarburos, al igual que los carbones, no son más que energía solar fosilizada, acumulada por millones de años. Somos una nación asoleada y también con energía solar fosilizada.

Lo que extraemos del subsuelo nacional, que es nuestra gran ventaja comparativa como nación, no es renovable. Debe haber una prudente y programada extracción porque se acaba. No es para malbaratar lo que pronto nos va a hacer falta.

Es importante que, como ciudadanos que debemos decidir sobre lo importante para nuestra generación y para las futuras, tengamos presente que nuestros hidrocarburos, no sólo nos han servido para garantizar la movilidad nacional, o sea: comercio y servicios; seguirán utilizándose necesariamente durante los próximos 10 ó 20 años, en tanto las nuevas energías limpias van sustituyendo gradualmente el parque vehicular a base de combustibles.

Además, han sido (y seguirán siendo) insumo básico de fertilizantes nitrogenados (cuasiorgánicos) para los productores graneros y, de ese modo, se subsidie, con su esfuerzo, la producción de subsistencias populares.

Pero también son materia prima, limpia, de toda clase de enseres para la vida normal de las familias: desde medicamentos (cuasiorgánicos), fibras, lentes, pinturas, platos, cubetas, bolsas y plásticos, revestimientos vehiculares, calzado y muchos usos más.

El hecho de que, contra la voluntad mayoritaria y con toda clase de retorcimientos legales, desde 2013 se permita la inversión privada en exploración y extracción petrolera, no cambia en esencia la vocación histórica de Pemex.

Este pasado mes de marzo, según datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, Pemex extrajo 1 millón 697 mil barriles de crudo. Las empresas privadas aportaron el 3 por ciento, es decir: 50 mil barriles.


Entrevista sobre la política energética actual, en México.

Entrevista, que me hacen los periodistas Rubén Martín y Jesús Estrada, sobre la política energética en el actual gobierno.  https://mx.ivoox...