martes, 19 de mayo de 2020

Seguridad humana y legalización de drogas.


Esteban Garaiz
Milenio
 15 oct 2019



¿Qué provoca más muertes de seres humanos: las balas o la adicción a las drogas? Así de crudo y descarnado tiene que ser el análisis para llegar a una decisión pública sobre este tormentoso asunto que a todos, sin excepción nos afecta.

La prohibición ¿Ha servido o ha empeorado la vida en común?
Bolsas y más bolsas de cadáveres en los baldíos de los suburbios; morgues y espacios forenses saturados y rebasados. Mientras miles de familias reclaman por sus desaparecidos. Sospechas fundadas de las complicidades por parte de los mismos encargados del combate. Guerra perdida y sin menor viso de remedio en el horizonte.
El único antecedente que viene a la memoria como relativamente aplicable al caso es el de la prohibición de bebidas alcohólicas en Estados Unidos en la década de 1920. Famosas se hicieron las ráfagas de ametralladora en Chicago y las guerras entre bandas. No bajó la producción, ni el consumo, ni el número de alcohólicos. El metanol de las malas destilaciones causó más estragos a la salud de muchos bebedores.
El benemérito presidente Franklin Delano Roosevelt en 1933 levantó la prohibición. Ni más ni menos borrachos. Hoy compran botellas etiquetadas, con marca registrada y garantía pública de que no contienen metanol. Al Capone acabó sus días en la cárcel: por evasión fiscal.
Curiosamente, y de manera ejemplar, es una organización civil de base: Alcohólicos Anónimos, AA, la que más contribuye a la salud, y al bienestar de los enfermos. Benemérita y ejemplar.
El otro caso histórico, sólo indirectamente aplicable, es el del acuerdo en Colombia entre las FARC y el gobierno nacional. Ha resultado un estruendoso fracaso. Por dos razones.
La primera es que el tema central en la hermana Colombia NO es el narcotráfico, por más que esté involucrado de raíz. Sino que el tema central es el de la reforma agraria: porque Colombia arrastra el mismo grave problema del régimen agrario de latifundios, al igual que todos los demás países que fueron colonias de las dos potencias ibéricas; y no puede haber genuinas repúblicas sobre latifundios y peonaje semifeudal. (Aquí desmantelarlos costó más de un millón de muertos).
La segunda razón es que en una república sin reforma agraria la democracia, muy formal, es oligarquía; y el senado colombiano está lleno de senadores latifundistas. Que, naturalmente, están obstruyendo la aplicación de los acuerdos firmados con las FARC.
Todos los días hay exguerrilleros en la vida civil que aparecen asesinados; y todo el mundo en Colombia sabe que las fuerzas paramilitares están más activas que nunca. Los campesinos sin tierra siguen sin tierra. Ciudades bonitas en medio de un campo incendiado.
Ahora, Juan Manuel Santos, ex -presidente de Colombia y Premio Nobel de la Paz 2016, nos dice juiciosamente: “México no debe nunca perder la esperanza y, sobre todo, la perseverancia; los cárteles, por más poderosos que sean, los vencimos en Colombia, los desarticulamos, pero el negocio continuó y continuará mientras tengamos esa palabra que se llama prohibición, que es la que genera esas utilidades con las que las mafias financian la violencia”.

Entrevista sobre la política energética actual, en México.

Entrevista, que me hacen los periodistas Rubén Martín y Jesús Estrada, sobre la política energética en el actual gobierno.  https://mx.ivoox...